
En psicología clínica, la ansiedad no siempre se expresa con crisis evidentes. Existen formas subclínicas o internalizadas, donde el paciente mantiene su funcionalidad externa, pero presenta síntomas de hiperactivación fisiológica, rumiación constante, insomnio y tensión crónica.
Este perfil se ve con mayor frecuencia en mujeres con rasgos perfeccionistas o controladores y suele pasar desapercibido incluso en contextos médicos.
Clínicamente, es fundamental evaluar comorbilidades (como trastornos de adaptación o somatización), activar estrategias de psicoeducación, registro de pensamientos automáticos y técnicas de regulación como la reestructuración cognitiva o la respiración diafragmática.

Ignorar esta sintomatología puede llevar a episodios de agotamiento emocional o trastornos de ansiedad generalizada.
Está bien pedir ayuda y está bien no estar bien, nunca ignores los susurros internos que te piden atención y cuidado.










