
Ante un comentario, llamémoslo desafortunado, de algún colega en el centro de labores, muchas mujeres, por incomodidad o por presión, se ríen, callan o intentan ignorarlo. Martha Emerson, estratega senior en emprendimiento, inversión y crecimiento de marcas personales, te ayuda a darle vuelta a la tortilla, cambiar el efecto calculado de la ofensa y salir airosa.
En primer lugar, debes medir el tamaño del comentario. Evita hacer dramas o escándalos a no ser que sea algo grave.
“Y no lo decimos porque no tengas derecho de hacerlo, sino porque siempre tienes que proyectar senioridad (experiencia y madurez profesional)”, indica.
Para poner un alto y solucionar el tema, puedes preguntarle: ‘¿Qué quisiste decir con eso?’. Ponle un foco incómodo a su comentario. Reacciona en el momento. Eso paraliza cualquier intento de continuar.

También puedes decir: ‘No me siento cómoda con este tipo de comentarios’. Sé frontal, directa, sin disculpas y sin justificarte. Dilo claro, firme y mirándolo a los ojos.
Un silencio largo y una mirada fija también funcionan. No te rías, ni muestres un atisbo de sonrisa. Evita seguirle el juego y solo sostenle la mirada. Verás cómo ya no vuelve a hacer ninguna crítica destructiva con la intención de anularte.
DATITO
Son inaceptables en un entorno laboral: insultos raciales, bromas e insinuaciones sexuales, comentarios relacionados con la edad, insultos religiosos y burlarse de las discapacidades.
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