Ya empezamos a descontar los días para la llegada de la Navidad, y los más ansiosos en esta fecha son los niños, pues ya están pensando qué y cuántos regalos recibirán este año. “Los padres deben ser muy cuidadosos con la cantidad de regalos que les dan a sus hijos, ya que ellos pueden malinterpretar la situación y empezar a medir el cariño y afecto a través de las cosas materiales. Es decir, mientras más juguetes me des, más me quieres. Por eso, hay que ser muy prudentes”, aconseja el psicólogo y psicoterapeuta Walter Hinojosa.
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Lo recomendable -según el especialista- es que reciban entre dos y tres juguetes (uno de los padres, otro de los abuelos y un tercero de los padrinos). No pienses que mientras más cosas les des a tus hijos ellos te querrán más, te harán caso o se portarán mejor. Y mucho menos intentes calmar tu culpa por no pasar más tiempo con tus niños porque el trabajo te consume. Si lo haces, estarás cometiendo un error.
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Si los tíos, primos u otros familiares quieren regalarle juguetes a tu niño, es mejor que converses con ellos y tal vez puedan ver otras opciones de regalo más utilitarios, como ropa, zapatos, accesorios para su cuarto, libros, juegos didácticos… Vean buenas opciones para que los chicos no se llenen de solo juguetes que al final, tal vez, ni usen mucho.
También pueden darles regalos hechos por ustedes mismos, como peluches tejidos, confeccionados con corrospum… Hagan volar su imaginación.
A veces, sin darse cuenta, papá o mamá mencionan frases ‘inofensivas’ que dañan la autoestima de los chicos y, no solo eso, no les permiten desarrollarse saludablemente, llevando esas ‘heridas’ a sus demás etapas de vida.
Algunos padres de familia vuelcan su frustración, indignación y rabia en sus hijos. ¿Cómo? A través de palabras que, tal vez, hemos escuchado en nuestra infancia. “A veces, sin darse cuenta, papá o mamá mencionan frases ‘inofensivas’ que dañan la autoestima de los chicos y, no solo eso, no les permiten desarrollarse saludablemente, llevando esas ‘heridas’ a sus demás etapas de vida. Incluso, repiten esa actitud con sus propios hijos”, advierte el psicólogo y psicoterapeuta Walter Hinojosa.
Algunas de las frases más comunes son:
➜ ‘Nada puedes hacer, ¡yo lo hago!’
➜ ‘Ya ves, es tu culpa’
➜ ‘Porque lo digo yo’
➜ ‘¡Te dije que te calles!’
➜ ‘Siempre me avergüenzas’
➜'Aprende, debes ser como tu hermano’
➜ ‘Eres un desastre’
➜'Me tienes harta’
➜ ‘¡No llores! Acaso no eres hombre’
➜ ‘Eres un niño malo’
➜ Antes de decir estas palabras, piénselo bien. Si están ofuscados, es mejor retirarse y hablar con sus hijos cuando estén más tranquilos.
➜ Si sus padres les dijeron alguna de esas frases, recuerden cómo se sintieron en ese momento. Esto ayudará a que se detengan.
➜ Hay que educar y poner límites a los chicos siempre con respeto, firmeza y cariño.
La frase ‘mejor no hubieras nacido’ es la peor de todas. Recuerda que tu niño es el mayor regalo que te dio la vida, jamás digas que estarías mejor sin él.
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