La radiación solar no solo causa quemaduras en la piel, sino también la posibilidad de que ese lunar que tienes en la cara, cuello, pecho o brazo se convierta en un melanoma (cáncer de piel), sobre todo si lo has expuesto en forma continua y directa al sol.
Por ello, para saber si tu lunar podría ser peligroso, analiza estos cuatro signos de alarma que son considerados la regla ABCDE de la detección del cáncer de piel:
Asimetría. Si partes imaginariamente tu lunar en dos, la primera mitad debe ser igual a la otra. Si no es así, es un signo de alerta.
Bordes. Tu lunar debe tener bordes regulares, no borrosos ni difusos.
Colores. Debe ser de color marrón claro u oscuro pero homogéneo. Si tiene dos o más tonos (marrón, rojizo, negruzco) es peligroso.
Diámetro. No debe ser mayor al tamaño de la cabeza de un borrador de lápiz.
Evolución. Ningún lunar debe inflamarse, enrojecerse, endurecerse o causar picazón. Esa evolución es una alarma.