Es frecuente, después de los 40 años, que muchas personas, por exceso de trabajo físico o hacer algún movimiento exagerado con peso, puedan lesionarse el hombro, que es la articulación con mayor movimiento del cuerpo humano.
Realiza movimientos de elevación, aducción, abducción, rotación interna, rotación externa, flexión, extensión y circunducción (movimiento circular que combina flexión, extensión, abducción y aducción).
Así, cuando cualquiera de los músculos y sus tendones, que son los encargados de realizar estas acciones, sufren de inflamación y/o desgarros, alteran su función de una manera bastante incómoda, ya que, como podrán leer, el hombro ayuda a nuestras acciones del día a día, sea en el trabajo, estudios, deportes, higiene, etc.
El hombro se congela, en inglés ‘frozen shoulder’, cuando se lesiona alguno de los músculos que realizan estos movimientos, sea infra o supraespinoso, subescapular, escapular; ahí podemos ver cómo los pacientes no pueden ‘despegar’ el brazo de la articulación; de esta manera da una apariencia de congelamiento que, obviamente, para su recuperación toma meses, a veces años, dependiendo de los cuidados y tratamiento que reciban.
Es ideal tener una resonancia magnética desde el inicio del cuadro para así darles una luz a los pacientes sobre el tiempo de recuperación, sean semanas, meses, para que no tengan ansiedad o frustración en la recuperación de sus movimientos y la funcionabilidad del mismo.
Las alternativas para el tratamiento de un desgarro muscular en la zona son la aplicación de plasma infiltrado, que puede reemplazar las terapias físicas de ultrasonido, magnetoterapia de la mano con descanso físico relativo, así como el apoyo farmacológico complementario.
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