Se confunde muchas veces con engreimientos, berrinches u otras conductas inadecuadas, las cuales son castigadas por los padres. La falta de un tratamiento oportuno puede llevar a los menores al extremo de atentar contra sus vidas.
Según el último estudio realizado por el Ministerio de Salud y Unicef, tres de cada diez niños o adolescentes sufren de depresión, un trastorno psicológico que hace una semana le quitó la vida a un niño en Pucallpa y consternó a todo el país.
Para Carmen Solís, directora de Recreo Ludoteca, la incapacidad de los menores para expresar verbalmente cómo se sienten puede llevarlos a comportarse de manera inadecuada. Este desorden del estado de ánimo sigue sin ser diagnosticado, pero existen algunos factores que saltan a la vista pueden alertar a los progenitores y maestros.
Cómo darse cuenta y actuar
La especialista en crianza señala que, si su hijo presenta tristeza persistente, pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba, desgano, irritabilidad, aislamiento, alteración del sueño y otros, converse con el menor. En caso de que no encuentre resultado busque ayuda con un experto.
“Es importante que los padres enseñen a sus hijos a gestionar sus emociones, a reconocerlas y a saber expresarlas de manera proporcional. Además, indicarles que estar tristes no está mal, pero se debe encontrar una solución para salir del estado en que se encuentre”, detalló la psicóloga. Agregó que, como padres de familia, es necesario conversar con los amigos, profesores y personas cercanas de su hijo para hallar soluciones.
Los padres debemos poder ofrecer ayuda, hablando con nuestros hijos y animándolos a desahogarse y a exponer sus sentimientos y otras emociones reprimidas. Recuerda qué quien cae en una depresión es porque ha pasado momentos muy marcados de dolor y no ha tenido el acompañamiento adecuado.
Causas de la depresión
Aunque en la mayoría de personas estos sentimientos son algo temporal, en otras puede durar por períodos prolongados de semanas a años y convertirse en una enfermedad grave. Entre los factores principales de riesgo está el acoso por parte de iguales o bullying y la humillación (como el trato degradante, la burla delante de otros o el sentirse ignorado).
Asimismo, el vivir en familias diferentes o disfuncionales, con problemas de salud, violencia doméstica, un déficit en la solución de problemas, el aislamiento social, dificultades interpersonales con compañeros o amigos.
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