La depresión en perros existe y puede deberse a la pérdida de un compañero (humano o animal), cambios bruscos en el entorno, soledad, aburrimiento o incluso enfermedades.
Aunque no lo digan con palabras, sus cambios de conducta pueden ser una señal de que algo no anda bien.
“Los perros también pueden atravesar períodos de tristeza profunda o mostrar conductas compatibles con la depresión. Y esto requiere atención veterinaria para descartar causas físicas y brindarles apoyo emocional”, explica la veterinaria Alejandra Sandoval, quien nos detalla cuáles son las señales más frecuentes.
Ya no se emociona al escuchar la correa o al ver a sus humanos y no le interesa jugar ni sociabilizar.
Un perro deprimido pierde el apetito o incluso rechaza la comida por completo. Por el contrario, otros comen más de lo normal, pero sin entusiasmo.
Dormir más de lo habitual o estar letárgico durante el día puede indicar tristeza o desánimo.
Algunos perros se alejan, evitan el contacto físico y reaccionan de forma agresiva.
Lamerse en exceso, morderse las patas, perseguirse la cola, esconderse o romper objetos pueden ser su forma de liberar ansiedad o frustración.
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