Luego de un agotador día de presentaciones en programas y entrevistas, María Antonieta de las Nieves llega al hotel. “Me muero de hambre”, me dice, mientras se sienta en el sillón de su habitación, rebotando y jugando. Sonríe y todos mis recuerdos de infancia se remontan a esa ‘niña’ pecosa. Es mágico tenerla al frente.
Cuénteme acerca del espectáculo que presentará en Lima...
Es la gira del adiós. Siempre empiezo con una canción, después hago unos chistes de bienvenida. Juego con los niños y los papás. También en este show le rendiré un homenaje a mis amigos de la vecindad que están en el cielo.
¿Esta vez sí se despide de los escenarios?
No de los escenarios, pero sí del circo. Esta es la última vez que me verán en uno, pero seguiré teniendo presentaciones. Verme en el circo es un acontecimiento único, porque pueden tomarse fotos conmigo y me miran de cerquita. Cosa que después no podrán hacer.
¿Hasta cuándo se queda?
Hasta el 6 de agosto estaremos en el parque zonal Huiracocha de San Juan de Lurigancho.
¿A cuál de sus compañeros extraña más?
A Don Ramón. Era con él que me llevaba mejor. Extraño sus bromas, su forma de ser, era un ser humano lindo. Éramos grandes amigos, más que eso, nos sentíamos como de la familia.
¿Cuál es el capítulo de ‘El Chavo del Ocho’ que más recuerda?
El capítulo que grabamos en Acapulco, fue muy divertido.
¿Cómo fue de niña, muy traviesa?
Al contrario de la Chilindrina, yo fui una niña muy tranquila. Empecé a trabajar como actriz y bailarina a los seis años. Ahí me fui volviendo más extrovertida. En mis inicios yo fui actriz dramática, no me gustaba la comedia. Jamás pensé que haría ese género y menos con tanto éxito.
¿En qué barrio creció?
Hasta los seis años en el barrio de Lagunilla, un lugar populoso de México. Mis padres fabricaban ropa de maternidad, pero cuando empezamos a crecer, a ellos no les gustó ese sitio para nosotros. Y nos mudamos a Churubusco, que era un lugar más elegante.
¿En qué se parecen María Antonieta y la Chilindrina?
Las dos somos muy alegres y bromistas. Ahí no más, porque yo no soy traviesa y tampoco sería capaz de hacerle daño a alguien.
¿Cuál es el mejor consejo que Roberto Gómez Bolaños ‘Chespirito’ le dio?
Que uno debe ser fiel a la familia y a su gente.
¿Ya no le guarda rencor?
Ya no, cada quien hace de su vida lo que quiere.
¿Cómo calificaría a sus fans peruanos?
No sé si están en mi top de número uno o dos, porque el cariño de la gente en Brasil también es una locura.
¿Algunos hasta se han hecho tatuajes, no?
Muchísima gente tiene tatuada a su Chilindrina. Un día un señor llegó a verme con varios tatuajes horrendos. Tenía diablos, víboras, extraterrestres y una Chilindrina parada agarrando una bomba para acabar con todo. Me pareció divino estar entre tanta cosa fea.
¿Por qué cree que el programa, que tiene muchos años, se sigue emitiendo y hasta las nuevas generaciones lo ven?
No lo sé, Dios quiso que eso pasara. Es el único programa que lleva más de cuarenta años viéndose y la gente no se cansa.
¿Cómo está de salud?
Estoy muy bien. Felizmente. (Samantha Aguilar)
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