
Todos los días, María Nila Torres Villa coloca un plástico en el piso como base para sus libros. Una repisa de madera sostiene otros textos, muchos de ellos bestsellers de autoayuda. Tiene 67 años, pero aún no piensa retirarse del negocio. Empezó vendiendo al frente de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), pero el destino la llevó a otro lugar.
Se inclinó por la venta de libros porque le gusta leer. Trabajó duro por muchos años, lo que le permitió pagar sus estudios de Enfermería; sin embargo, la vida, una vez más, le tenía preparada otra cosa. Continuó con el negocio, pese a que dos veces le quitaron su mercadería y le tocó empezar de nuevo.
Se trasladó al cruce de las avenidas México con Antonio Ochoa, afuera del Tambo, en Comas, adonde llega temprano y se va de noche.
Confiesa que su hermano fue el primer comerciante de la familia, y ella le siguió los pasos. Los libros que más salen son los de autoayuda e infantiles, pero le gustaría que más personas lean por placer y pasión.

“Sigan leyendo porque esto les va a ayudar en la vida”, reflexiona mientras revela que tiene textos desde cinco soles.
Su rutina es agitada, por lo que ya no puede leer como antes: se levanta, cocina, se va al Centro de Lima si tiene pedidos, y después le toca atender. Si desea adquirir algún libro puede llamar al número de su sobrino: 980 566 485. Ella lo agradecerá.










