Está tío, pero tiene pinta de chibolo. Es sano, pero le sobra calle. Risueño, pero también llora. Alfonso Yáñez camina por la base 5, pero sigue con la alegría de ‘Puchungo’, aunque con la madurez de un varón que ha vivido y tiene ganas de ser feliz.
El tiempo pasa, el mundo avanza y el flaco parece haber quedado detenido en el tiempo. Y no es por su responsabilidad, sino de la gente que lo sigue llamando ‘Puchunguito’, pese a sus 54 años. El chalaco es querido, le sobra simpatía, trabajador y filósofo de la calle. Esta es la historia de un hombre mediático, popular y que siempre tiene historias por contar. Alfonso Yáñez más reflexivo que nunca y tan divertido como siempre.
Alfonso, ¿un defecto?
La puntualidad.
Eso es una virtud.
Pero acá no.
¿Te pones de mal humor cuando alguien te cita una hora y llega retrasado?
Por supuesto.
Cuenta una situación...
Tenía una enamorada y nos habían invitado a un matrimonio.
No pares...
Quedamos en que pasaba por ella a las 7:30 de la noche.
¿Estaba lista?
No, me pidió 10 minutos, luego un ratito y así iba demorando.
¿La esperaste?
Dieron las 7:50 p.m. y me fui solo.
¿Puede ser motivo de rompimiento?
Claro que sí.
Cualquiera creería que no eres tan estricto en eso...
Nunca falté a un entrenamiento o llegué tarde.
Acaba con el mito de que has sido ‘Bombero’.
Recién tomé a los 21. He sido trasnochador.
¿Jamás ‘huasca’?
En toda mi vida he tenido unas 5 borracheras.
Tocaste el tema de las mujeres, ¿estarías con una chibola?
Ya no. Ahora me desarrollo y pienso.
¿Qué cosa?
En diez años esa muchacha me va a poner mi pañal, me va a hacer dormir y se va a quitar a ‘Barranco Bar’.
¿Ahora maduritas?
De 40 para arriba.
¿Asumes que ya no tendrás hijos?
Ya no me da miedo quedarme solo. Ya estoy preparado.
A los 54 criar cuesta el doble...
Sí, me lo dan para sacarle su ‘chanchito’ y él me lo va a sacar a mí.
¿La máxima edad que te has llevado con una pareja?
Casi 20 años, pero yo tenía cuarenta, estaba entero.
Todos te ven riendo…
Soy lloronazo.
¿En serio?
Sí, pero a solas. Subo a mi carro, voy manejando y me ‘chorreo’.
¿No te gusta que te vean lagrimear?
Si mamá me ve así, hará lo mismo. No me agrada que la gente me vea ‘cascabelear’.
¿Tu tipo de mujer?
He estado con gorditas, flaquitas, piel clara, oscura. Lo único que busco es que tenga cara bonita, nada más. El cuerpo no importa.
¿Quién es el amor de tu vida?
Cada una de mis ex, son mi gran amor.
¿Verdad?
A todas las recuerdo de la mejor manera y no las nombro porque ya tienen esposos y familia.
¿Y te has tomado un trago con ella y su pareja?
Un par de veces, cuando nos hemos cruzado en algún lugar, pero algo rápido. Es incómodo.
¿Al revés lo permitirías?
No, soy ‘podrido’ profesional. Voy a pensar que ese compadre está esperando que vaya al baño.
¿Qué cosas haces solo?
Ir al cine, también a tomarme un par de pisco sours conversando con el barman y me regreso solo.
¿A una discoteca?
No pues, ya sería loco, ja, ja.
Todavía tienes jale...
Una chibolita me pidió una foto para mandarle a su abuelita. Encima me dijo: ‘Ella es su hincha y por usted le ha puesto a su perro ‘Puchungo’.
¿Cuántos días de la semana trabajas?
Los 7 y le agradezco a Dios. Hemos abierto ‘Puchungo Resto Bar’ en Alcanfores 146, en Miraflores, también soy imagen de la Municipalidad del Callao, grabo una o dos veces por semana para el podcast ‘Los sapazos de Puchungo’ y el otro que cuento mi día a día.
¿Fuiste pobre?
No. Muchas veces decimos eso porque somos de barrio, pero siempre tuvimos un techo, una cama, un plato de comida. Uno va a los conos y hay que gente que vive en los cerros y tienen una casita y un polito para abrigarse del frío.
¿Regla que se debe cumplir en tu local?
Si se atiende a enamorados, novios o esposos, el mozo habla con el varón y si es una mesera, lo hace con la mujer.
¿Y esa medida?
Claro. Después la muchacha se sonríe con el pata y el celoso o la celosa dice: ‘Vámonos, la comida está fea’.
¿Por qué te autodenominas cholo?
Mi mamita nació en el Callao, pero toda su familia es de Huaraz.
Para el fútbol, ¿naciste en una época equivocada?
Cuando un jugador manifiesta eso, me parece que es envidia disimulada. Es que hablan de los sueldos que hoy ganan y en nuestro tiempo también cobrabas buena plata.
¿Entonces?
De millones de millones, llegué a los pocos que pudieron ser futbolistas profesionales y eso ya es una bendición.
¿Qué te faltó para trascender más?
Entrenarme mejor.
Muchas gracias por estas confesiones...
Un abrazo a todos y están invitados al nuevo ‘Puchungo Resto Bar’.
Sin vueltas, filosofando y asumiendo lo bueno y lo malo, con la sonrisa en medio de la conversación. El ‘Puchungo’ de hoy no es el mismo de ayer, el tiempo pasó y parece ser un vivo ejemplo de lo que alguna vez afirmó el literato estadounidense William Arthur Ward: ‘Cometer errores es humano y tropezar es común; la verdadera madurez es ser capaz de reírse de sí mismo’.