POR: KATTY GINES
“Mi madre, Julia Palomino, era agricultora, nos llevaba a cosechar el trigo y nos enseñó a preparar panes en el horno de barro, mis hermanos hacían figuras de caballos y nosotras, las hijas, muñecas. Al regresar a mi tierra, Cusco, se me vinieron los recuerdos que pasé al lado de mi mamá y decidí hacer estos panes en Lima”, cuenta Martha Delgado, dueña de los famosos panes artesanales ‘El Buen Horno’ que tiene un local en Asia y otro en Pueblo Libre.
Señora Martha, ¿cómo es que nace la idea de vender panes artesanales en la carretera?
Este negocio nace de un sueño, mi madre, una agricultora cusqueña escogía sus granos de trigo y los llevaba al molino, hacía su masa y los metía al horno. Sus panes los hacía a mano y nos daba a nosotros para que hagamos muñecas y caballos. Ella compraba mascaritas de cerámica para ponerles encima. Regresé con mi tía y cuando nos pusimos a hacer la masa, recordé a mi madre, y me dije que en algún momento haré este sueño. Le mencioné a mi esposo que si compraba un terreno tendría una chocita de esteras y haría chaplas y huaro y así empezó todo a finales del 2011.
¿Cómo fue el inicio?
Abrimos solo como sanguchería con una pérgola, contratamos a una señora panadera de Ayacucho, quien se encargó de la masa del pan de camote y la chapla, también hizo el horno.
¿Hicieron un estudio de mercado antes de iniciar el proyecto?
En ese momento no, pero luego sí para ver el tema del restaurante, porque había mucha diversión para jóvenes, pero faltaba un lugar para toda la familia, así que implementamos juegos para los niños.
¿Qué le dicen los clientes de sus productos?
¡Que los panes son buenazos!
¿Cuáles son los que tienen más demanda?
La chapla.
¿Cuándo se da cuenta que el negocio era todo un éxito?
El primer año no vendimos mucho, pero el segundo nos fue muy bien, tuvimos que ampliar el local con otras pérgolas porque la gente hacía colas, además el público nos pedía almuerzos porque querían pasar todo el día.
Según su experiencia, ¿qué busca el consumidor peruano?
Algo que no encuentra en otros lugares, como todo peruano buscamos: bueno, bonito y barato.
La competencia ha crecido en la Panamericana Sur, ¿qué plus dan ustedes?
Tenemos una buena atención, eso es muy importante, contamos con un área amplia para la distracción de los más pequeños, además siempre innovamos con nuestros productos.
La higiene es vital en tema de alimentos, ¿cómo es su control de calidad?
Controlamos todo el proceso, hacemos los alimentos al momento, no guardamos comida, además la municipalidad inspecciona.
¿Cómo les fue en Mistura?
Estuvimos en el 2015, el éxito fue rotundo y repetimos en la edición al año siguiente.
¿Cuántas variedades tienen?
Tenemos en la carta 13 panes, siempre investigamos para ver qué sacamos, tenemos el de chapla, de camote, queso, anís, mantequilla, aceituna, rosquitas de anís, triples, de aceituna, de lúcuma, y de moka (masa de café y relleno de chocolate), entre otras.
¿Hay que tener buena mano en el negocio o cree usted que es producto de la constancia?
Esto es producto de la constancia, mis amigas me dicen: el ojo del amo engorda al caballo. Cuando me voy al sur me encargo de ver todo el proceso, superviso cada detalle.
¿Cómo resumiría su experiencia?
Me gusta lo que hago, lo hago con mucho amor, perseverancia, me gusta que las cosas me salgan bien, y cuando el cliente me dice que está bueno, rico y que vuelve la otra semana con toda su familia, me hace sentir bien.
¿Qué planes a mediano plazo?
El próximo año quiero abrir un bufete, tenemos local, poner ahí un salón de eventos.
¿Qué debe tener en cuenta un emprendedor al iniciar un negocio?
Tiene que estar en su negocio para que avance.
¿Cuál es su mejor temporada?
El verano.
Usted dice que la experta en hacer hornos le dio algunos secretos para que este funcione muy bien… ¿podría contarnos?
La ayacuchana, que hizo el primer horno, nos dijo que consiguiéramos arcilla y paja, pero un día se desapareció y nos trajo bolsas de cabellos (trajo de peluquerías) y lo mezclo con los otros materiales para hacer el horno.
TIPS
1. Saber qué quieres hacer, a dónde quieres llegar.
2. Armar un buen equipo de trabajo.
3. La perseverancia, abrir tu restaurante, ver cómo trabaja tu gente.
LA FRASE DEL ÉXITO
“El realismo es para pesimistas. Un optimista crea su propia realidad”