El número nueve tiene que estar preparado para todo. Eso se le enseña a los chicos desde que empiezan a dar sus primeros toques al balón y por eso cuando llega la hora de la verdad y los partidos son picantes, van a todas y no tienen temores. Franco Navarro Jr. aprendió desde chico que el fútbol era así y por eso siempre aprovechó las oportunidades que se le presentaban y no le importaba si le daban, 10 minutos o un partido completo. El hijo del ‘Pepón’, que brillara en Deportivo Municipal,la selección peruana e Independiente de Avellaneda entre otros clubes,no tuvo la suerte de su viejo, pero vivió algo que le ocurrió a pocos futbolistas en el mundo.
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El año 2010 Franquito llegó a Cienciano, luego de destacar en el torneo de reservas con Sporting Cristal, en busca de las oportunidades que no le daban los rimenses que eran los dueños de su pase. Tenía sólo 19 años y sabía que en La Florida lo tenía complicado y por eso aceptó la propuesta del ‘Papá’. Sin embargo, pese a las ganas que le ponía en los entrenamientos las cosas no fueron como esperaba. En el cuadro cusqueño tenía mucha competencia porque estaban veteranos como el ‘Checho’ Ibarra, el brasileño Sergio Junior, experimentados como Mauricio Montes y jóvenes como el ‘Búfalo’ Tomasevich entre otros.
Los minutos escaseaban para Franquito que no se desesperaba y siempre esperaba su oportunidad. Un día el entrenador fue cesado y asumió la conducción del grupo un recorrido atacante que hoy trabaja en la televisión. Franquito se ilusionó porque tenía buena relación con el ‘tío’ y empezó a entrenarse con más ganas porque creyó que por fin jugaría. A la hora de la verdad una vez más las oportunidades casi ni llegaron y al joven atacante sólo le quedó esperar el fin de temporada para regresar a la Florida.
Sin embargo, un día ocurrió algo que nunca se le olvidará al hijo del ‘Pepón’. Se venía un partido importante con un equipo grande de Lima y el técnico le dijo que se prepare porque el fin de semana tenía una misión importante para él. Al atacante se le iluminaron los ojos creyendo que tendría la ocasión de mostrarse ante un cuadro importante. Esa semana Navarro se preparó mejor que nunca, pero el día que el técnico dio la lista de los concentrados para el choque ante el rival capitalino su nombre no apareció por ningún lado y al delantero poco le faltó para encarar al DT.
Los más experimentados del grupo lo calmaron y le hicieron ver que era chico y que por capacidad llegaría su momento, que no debía desesperarse porque esto era parte del fútbol.Las palabras de sus compañeros no calmaron del todo al muchacho que soñaba con romperla y demostrar que debería jugar.
Cuando Navarro estaba por abandonar el entrenamiento molesto, se le acerçó el técnico y le dijo: “Se que me quieres matar, pero tengo algo más importante para tí que el partido del domingo. Tienes que ser el chambelán de mi hija en su fiesta de quince años. No me puedes decir que no” Franquito se quedó sorprendido y poco le faltó para mandar a la m....al DT, pero entendió la posición del padre y aceptó.
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Los compañeros se enteraron de todo y empezaron a vacilarlo, él nueve no se hizo problema y acudió a la fiesta vestido elegántemente. Curiosamente después de ese partido, el delantero empezó a tener las oportunidades que tanto pedía y si bien es cierto no se quedó en el club a final de temporada, a pesar que hizo algunos goles, seguramente esa experiencia la guardará para siempre.
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