El Real Madrid selló su clasificación a los octavos de final de la Copa del Rey, pero lo hizo dejando más dudas que certezas tras vencer 3-2 a Talavera de la Reina en un duelo cargado de tensión hasta el pitazo final. El resultado le permitió a los blancos seguir con vida en el torneo, aunque el desarrollo del encuentro volvió a encender las alarmas por el bajo nivel colectivo que arrastra el equipo en las últimas semanas.
La ciudad de Talavera vivió una jornada histórica desde horas antes del partido. La visita del conjunto madridista paralizó la localidad y convirtió al estadio El Prado en una verdadera fiesta. Era la primera vez que el equipo de la Tercera División enfrentaba de manera oficial al Real Madrid y el ambiente lo reflejó: calles llenas, fuegos artificiales y una ovación constante para los jugadores visitantes, que incluso se tomaron un momento para firmar camisetas y saludar a los hinchas.
En el campo, el partido pudo resolverse rápidamente para los dirigidos por Xabi Alonso. Kylian Mbappé, titular pese a llegar entre algodones, avisó temprano con un mano a mano que no logró concretar tras una precisa asistencia de Endrick. Esa acción despertó al público local y le dio impulso a un Talavera intenso, que incluso exigió a Andriy Lunin con un cabezazo peligroso de Marcos Moreno. Sin embargo, con el paso de los minutos, el empuje inicial del conjunto local se fue diluyendo ante la jerarquía blanca.
Pese al dominio territorial, el Real Madrid volvió a mostrar un juego espeso, previsible y sin profundidad. Ni la presencia simultánea de Endrick, Mbappé y Gonzalo logró darle fluidez al ataque. Arda Güler estuvo cerca de romper el cero con un tiro libre que obligó a una buena intervención del arquero Jaime, pero el alivio recién llegó desde el punto de penal. Mbappé convirtió desde los doce pasos una sanción muy discutida por mano, y poco después un autogol de Manu Farrando estiró la ventaja a 2-0 antes del descanso.
El complemento mantuvo el mismo libreto, hasta que el partido se le complicó de manera inesperada al Madrid. A los 80 minutos, Nahuel Arroyo descontó y desató la ilusión en la tribuna. El estadio se convirtió en una caldera y los blancos mostraron nerviosismo. Otra vez apareció Mbappé para poner orden con un remate lejano que significó el 3-1, aunque ni siquiera eso aseguró la tranquilidad.
Talavera no se rindió y, tras un tiro libre al travesaño, Di Renzo marcó el 2-3 que volvió a sembrar el miedo en el área madridista. Con sufrimiento, errores y un cierre cargado de tensión, el Real Madrid logró sostener la ventaja y avanzar de ronda, aunque la clasificación dejó más preocupación que alivio en un equipo que sigue sin convencer.
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