El descanso es parte del trabajo... para los profesionales. Y yo reconozco que no lo fui. Yo hice como Reimond Manco. Hace unos días lo vi en una entrevista que le hizo el ‘Flaco’ Granda en Youtube y el ‘Jotita’ me hizo recordar cuando jugué en Alianza Lima, Sport Boys, Melgar y Municipal, y al igual que él, la terminé cag… Me ganó la vida bohemia, mi debilidad fueron las mujeres y acabé sin ‘llantas’.
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Este es un mensaje para los jóvenes. Los deportistas que se cuidan y duermen temprano triunfan en la vida, engordan su cuenta bancaria y en su vejez la pasan piola en sus cuarteles de invierno. Los que prefieren la noche, el trago y la ‘canallada’ solo cosechan títulos de ‘juergueros’. Yo no le saqué provecho a mis condiciones, pero mi cuerpo sí gozó.Una de mis ‘virtudes’, y que hizo disimular mis amanecidas, era que metía taba. Hinché tobillos, reventé labios, narices y cejas. Si no, pregúntenle al paraguayo Pedro Garay, que la pegaba de guapo con los sanos y conmigo se peló en el ‘Telmo Carbajo’. Pero bueno, vayamos a la historia.
En el 90, me suspendieron una fecha por acumulación de cinco tarjetas amarillas. El técnico José Carlos Amaral me floreó y me dio por mi lado, me comió el ‘coco’: “Vitito, veo al grupo bajoneado por tu ausencia. Anda a la concentración a levantar el ánimo a los muchachos”. Accedí y fui al hotel ‘San Antonio’ de Miraflores. Saludé a todos, uno por uno. Los motivé y los hice reír. Cuando pasaba por la recepción para irme derechito a casa, pedí prestado el teléfono y llamé a una blanca de La Molina.
“¿En qué estás?”, le pregunté. Ella, conocedora de mi debilidad, me inquietó: “Aquí, con una amiguita y listas para tomarnos una caja de cervezas”, contestó. Dio en el clavo. El gusano, el dengue, se comió mis tripas. Rapidito timbré a mi primo, que de ‘cacharro’ daba miedo, y le advertí: “Tú ni hables, solo siéntate a mi lado. Hay dos mujerones esperándonos”. Chapé un taxi y le pagué al chofer para que vaya más rápido que tren bala. Entré bañadito al departamento y mi perfume de Yanbal dejó el aroma en toda la sala. La acompañante de mi colorada era una chica guapísima que era su saliente del brasileño Rosinaldo López. Apenas le tomé foto, me le pegué. Le llené los vasos de ‘chelas’ como si fuese té. Mi primo, al ver las ‘modelitos’, se intimidó y se quitó sin que me diera cuenta.
Cerca de las 4 de la mañana cayó la ‘amiguita’ del brasileño, mi compañero de equipo. De pronto, ella se paró y se metió al cuarto. La perseguí y me hizo el alto: “¿A qué has entrado? A mí dime las cosas de frente”. Me disfracé de poeta y con tres palabras se desvistió y nos ‘amamos’ con pasión. El colchón terminó en el suelo. Sin duda, hasta hoy, es la ‘novia fugaz’ más guapa que ha estado en mis brazos.
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Cuando salí de la habitación, mi amiga me hizo una escena de celos: “Eres abusivo, se ponen a gritar tanto que me han dado ganas”. Como buen ‘6′ que no deja que nadie lo amagara, tuve que meterle su ‘carretillón’. Me quedé con ellas todo el domingo, escuché el partido de Alianza Lima por radio, porque en esos tiempos no existía DirecTv, GolPerú, Youtube, Facebook ni menos Tik Tok, y liquidamos hasta la noche.
Me quedé dormido de cansancio. El lunes tempranito, apareció Rosinaldo con pan con chicharrón y cebiche. Le abrieron la puerta y su ‘chica’ lo recibió cariñosamente: “Nos hemos divertido con ‘Vitito’, es muy gracioso”, le dijo sin ningún remordimiento. Mi compañero me miró de reojo, sabía que no podía ponerse celoso cuando no se trataba de la ‘oficial’. Yo, todo car’e palo, las seguí frecuentando y por un tiempo fuimos felices los cuatro. Como la canción de ‘Maluma’. Nos vemos el próximo jueves…
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