Esta última semana la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) consideró que el Sistema Tradicional de Jueces de Agua de Corongo, importante tradición ancashina, forme parte de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La decisión fue tomada en en la isla de Jeju, en Corea del Sur. Hasta ese país llegó una delegación peruana conformada por el investigador de la Dirección de Patrimonio Inmaterial del Ministerio de Cultura, Miguel Ángel Hernández; el promotor de la Declaratoria y ciudadano de Corongo, Jorge Trevejo; y los Jueces de Agua de Corongo, Fernando Díaz y José Moreno.
La Unesco anunció la inclusión de 12 elementos más en el listado representativo del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, que se agregan a los otros 21 elementos inscritos en la presente reunión del Comité del organismo intergubernamental.
El sistema tradicional de Jueces de Agua de Corongo es una estructura organizativa creada por los habitantes de esta ciudad del norte del Perú, cuyos orígenes se remontan al periodo preincaico.
Su objetivo primordial es “lograr un abastecimiento equitativo y sostenible de agua, así como una gestión adecuada de la tierra, a fin de que las generaciones venideras puedan seguir disfrutando de estos dos recursos naturales esenciales en buenas condiciones”, según informó la Unesco en un comunicado.
Este organismo ha valorado especialmente “el significado, la importancia, las funciones y valores del sistema”, que “se trasmiten a las nuevas generaciones en el seno de las familias e instituciones públicas”, y también en centros educativos mediante el aprendizaje de las danzas emblemáticas de Corongo.
En la sesión del Comité intergubernamental de la Unesco también se inscribieron otros once elementos culturales procedentes de Serbia, Mauricio, Países Bajos, Panamá, Eslovaquia, Eslovenia, Suiza, la Antigua República Yugoslava de Macedonia, Turkmenistán, Laos y Vietnam.
Este comité, formado por representantes de 24 países firmantes de la Convención de la Unesco para la salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial, se reúne una vez al año para examinar el funcionamiento de esa convención, adoptada en 2003, y examinar las candidaturas de inscripción en sus listas.