“De acuerdo con la información que me proporciona la Policía Nacional, sé que estamos cerca. Conocemos su ubicación y esperamos pronto ponerlo a disposición de la justicia”, dijo la semana pasada el ministro del Interior, Juan José Santiváñez, cuando se le preguntó por el paradero del prófugo izquierdista Vladimir Cerrón, quien lleva más de 300 días en la clandestinidad.
Si Santiváñez fuera policía, su jefe inmediato lo hubiese pasado al retiro por inepto. En una ceremonia humillante lo hubieran despojado de todos los distintivos y galones que lleva el glorioso uniforme policial. ¿En qué país del mundo una autoridad anuncia que tiene la ubicación de un perseguido que se ríe en la cara de él y de toda una institución porque no lo pueden capturar?
El ministro, sin embargo, tiene una jefa, la presidenta Dina Boluarte. Pero ella vive en Andalasia, el mundo sin problemas, de la película ‘Encantada’, producida por Disney. Su prioridad es vestirse a la moda y protagonizar ridículos espectáculos, como el de ponerse a cantar, ante un grupo de niños que no pasaban los 11 años, ‘Mi gato Ron Ron’. Ningún chiquillo conocía la melodía: fue compuesta en 1972, ¡hace 52 años!
Lo más grave sobre el inubicable Cerrón –quien se burla de sus perseguidores en las redes sociales, brinda discursos a sus partidarios por Zoom en tiempo real y luce sus fotografías en el mismo Congreso– son las declaraciones del jefe de la Policía, el general Víctor Zanabria, que pocos han advertido.
En una entrevista en RPP, dejó entrever que Cerrón contaba con un sistema tecnológico, que no tiene nuestra Policía, lo que frustraba su captura. Textualmente afirmó: “Las limitaciones tecnológicas de mi institución impiden su captura. Tenemos deficiencias porque tienen un conocimiento que les permite salir de los sistemas que pueden ubicarlo”.
¿Quién ha facilitado a Cerrón ese ultramoderno sistema que supera al que tiene nuestra Policía? ¿Quiénes conforman ese grupo que maneja ese dispositivo? Son algunas de las preguntas que los entrevistadores pudieron hacerle al general Zanabria para esclarecer lo que estaba afirmando.
En esa línea, tras las declaraciones de Zanabria, toma cuerpo la versión de un grupo policial, según la cual el corrupto exgobernador de Junín tendría la protección de la Dirección de Inteligencia de Cuba, conocida como el G2.
El G2 cubano es uno de los más competentes del mundo. Sus agentes son expertos en operaciones de alta tecnología y sabotaje. Son entrenados por exmiembros de la KGB, la otrora central de inteligencia de Rusia. Operan profusamente en Venezuela.
El embajador cubano en nuestro país es Carlos Zamora, ‘El Gallo Zamora’, un viejo hombre de inteligencia quien llegó al Perú con el gobierno de Pedro Castillo. Es íntimo del jefe de Perú Libre.
¿Cuándo se capturará a Cerrón? El mismo general Zanabria dio esta insólita respuesta: “Estamos esperando que cometa un error”. ¿O sea, tarde, jamás o nunca? Nos vemos el otro martes.
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