Es un rumor general que los cronistas parlamentarios llaman a la congresista acciopopulista El jueves, hizo gala de ese apelativo. Armó un grotesco espectáculo en el hemiciclo que supera largamente a todos los que nos tienen acostumbrados los padres de la patria.

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Alva samaqueó, cual muñeca de trapo, a la congresista izquierdista Francis Paredes para que votara a favor del retorno de la bicameralidad. Es decir, el regreso de diputados y senadores.

Un poco más y la ahorcaba, le cerró violentamente su computadora portátil y pretendió agarrarle una de sus manos para que presionara el botón verde a favor de esa reforma. No le importó que las cámaras de televisión grababan la escena surrealista y la difundían en directo a todo el país.

Más desafortunadas fueron sus respuestas cuando le preguntaron sobre su violento proceder. “Solo la he abrazado nomás. No pasó nada. Francis y yo tenemos buena relación”, dijo.

Lo peor vino cuando un periodista le inquirió: “¿No tiene algún problema en su comportamiento?”. Ella respondió: “No tengo ningún problema. Soy muy feliz como soy, me gusta mi personalidad, me gusta el carácter que tengo y, gracias al carácter que tengo y cómo lo manejo, estamos en democracia”.

Acrecienta el desprestigio del Parlamento

Alva debe meditar sus palabras. Nadie discute que tuvo un papel notable cuando asumió la presidencia del Congreso, durante el primer año del corrupto y golpista . Sin embargo, sus acciones, como la protagonizada, borran aquella buena performance.

Lo que es peor. Acrecienta el desprestigio del Parlamento, cuya desaprobación llega casi al cien por ciento. No es la primera vez que lo hace. El año pasado, también jaloneó del brazo a la congresista Isabel Cortez, Chabelita, aunque luego reconoció que fue “una reacción inadecuada”.

Lo mejor que podrían hacer Alva y los congresistas que pretenden la bicameralidad es desistir de ella. La propuesta resulta necesaria, pero proponerla en este momento es una falta de respeto a la ciudadanía, que está harta de lo que hacen los parlamentarios como los ‘mochasueldos’, ‘Los Niños’ y otros más. Se aprovechan de sus cargos para corruptelas y negociaciones bajo la mesa, que la prensa descubre casi todas las semanas.

Lo que quieren con esa reforma es quedarse en el Congreso como senadores, pues la ley les prohíbe postular a la reelección. Por eso, la quisieron aprobar el jueves a la mala, pero les faltó un voto para llegar a los 87 que necesitaban. Ese era el de Francis Paredes, quien votó en contra, lo que originó la ira de ‘Malcricarmen’ Alva.

Los congresistas saben que si no consiguen esa cantidad de votos, la propuesta irá a un referéndum y será rechazada por la ciudadanía. Millones de soles, que tanto necesitan los pobres, se irán al agua. Una vez más, prevalecen sus intereses personales y no los del país. ¡Jalados! Nos vemos el otro martes.

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