El desembarco abrupto del comandante general de la Policía, general Jorge Angulo, es la primera confrontación política de alto vuelo que enfrenta la presidenta Dina Boluarte.
Se trató de una destitución ilegal. Angulo no cometió ninguna falta grave y tampoco había cumplido los dos años en su cargo como lo establece la ley. El reclamo público que hizo la semana pasada, sin embargo, tiene ribetes de insubordinación, pocas veces visto y que ha pasado casi desapercibido.
En su discurso de entrega de mando apuntó directamente a la mandataria. Calificó la decisión de sacarlo de su puesto como ‘abrupta, ilegal e irregular’.
¡Pero quién es el responsable de esta honda crisis policial que ocurre en un momento en que el crimen organizado nos está ganando la guerra? Su nombre es Víctor Torres, el ministro del Interior.
Desde el momento en que fue nombrado, en esta columna se dijo que Torres no tenía una trayectoria policial trascendente para asumir ese crucial mando. Estaba en el retiro hace diez años y vivía en Estados Unidos. Los mismos organismos de inteligencia se quedaron sorprendidos con su designación.
No obstante ello, Otárola lo nombró en el puesto, atendiendo un pedido explícito de Vicente Romero, uno de sus ministros predilectos, quien tuvo que renunciar al Ministerio del Interior antes de que el Congreso lo censurara.
Vicente Romero recomendó a Víctor Torres porque ambos pertenecen a la antigua Guardia Civil. Apenas asumió su puesto, Torres convocó a dos viejos generales en retiro de esa institución. Todos pensaron que los tres trabajarían en armonía con el jefe de la Policía, general Jorge Angulo, quien también es GC. Pero aquello, contra todo pronóstico, no ocurrió.
Torres y sus dos veteranos amigos empezaron a querer imponer ascensos y cambios de colocaciones de sus amigos, sin consultarle a Angulo, pese a que estaban obligados a hacerlo: Angulo es el jefe de la Policía y Torres tiene un cargo estrictamente político.
El mismo Angulo, en varias entrevistas que dio el domingo, confirmó esas presiones, que él rechazó.
Su final llegó el domingo 21 de enero cuando, en una visita poco responsable que hizo a Ayacucho, la presidenta Dina Boluarte fue jaloneada de los cabellos por una de las protestantes. Ese fue el pretexto para sacarlo de su cargo de una manera vejatoria.
La gestión de Angulo, empero, tampoco ha sido descollante. Una acusación contra él, además, lo vincula con Jorge Hernández, ‘El Español’, el hombre de inteligencia del golpista Pedro Castillo. Según un audio difundido por la periodista Claudia Toro, ambos eran amigos. Pero el criticado coronel Harvey Colchado le pidió que no mencionara esa amistad porque ‘el general Angulo es pata’.
Por otro lado, la sorpresiva entrega ayer de Fray Vásquez, el sobrino del golpista Pedro Castillo, parece una acción mediática para salvarle la cabeza al ministro Víctor Torres. ¡Señor Torres, renuncie a su cargo! Nos vemos el otro martes.
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