“No todo lo que dice puede ser tomado como cierto. (…) Están creando sensacionalismos que no existen”, dijo el miércoles, altanera, la fiscal Marita Barreto, cuando los periodistas le preguntaron por qué no se investigaba al fiscal Rafael Vela y al periodista Gustavo Gorriti, mencionados por el colaborador eficaz Jaime Villanueva, el exasesor de la suspendida fiscal de la Nación, Patricia Benavides.
Para Barreto solo son ciertas las declaraciones que Villanueva le dio a ella y a su secuaz el coronel Harvey Colchado sobre los supuestos ilícitos que habría cometido Benavides, lo que originó la separación de su cargo. Pero duda y es incrédula cuando se refiere a sus defensores, Vela y Gorriti.
Villanueva, el ‘Filósofo’, ha acusado a ambos de armar una estrategia para “cercar” al expresidente Alan García, que lo llevó a quitarse la vida antes de ser detenido.
El papel de Barreto como coordinadora del Equipo Especial de Fiscales Contra la Corrupción del Poder (Eficcop) tiene serios cuestionamientos. Ella, como fiscal superior, no podía investigar a un fiscal supremo, como lo era Patricia Benavides. Lo que fue peor, la engañó para perjudicarla.
Como se sabe, a inicios de noviembre del año pasado, Benavides le comunicó que, por decisión de ella y los fiscales coordinadores, la separaría de su cargo. Barreto le pidió quince días para irse, tiempo que aprovechó para armar, junto con Colchado, el caso Valquiria, que terminó con la separación de Benavides como fiscal de la Nación.
No es la primera vez que Barreto emplea malas artes para quedarse en su puesto. Recientemente, en su columna del diario El Comercio, el reconocido periodista Ricardo Uceda reveló que, en el año 2015, Barreto iba a ser excluida de la investigación por lavado de activos contra el empresario Rodolfo Orellana. Se le acusó por la pérdida de siete sobres lacrados con pruebas que incriminaban al imputado.
Hechas las indagaciones, un fiscal superior corroboró la responsabilidad de Barreto y ordenó su separación. La fiscal que debía ejecutar esa orden era la doctora Delia Espinoza, quien se desempeñaba como coordinadora de lavado de activos.
¿Qué creen que pasó en esos decisivos momentos? Según cuenta Uceda, Barreto hizo llegar una denuncia contra Espinoza al entonces fiscal de la Nación, Pablo Sánchez. Le dijo que el nombre de Espinoza figuraba en una libreta de Orellana y que en un audio alguien la señalaba como amiga de los investigados.
Sánchez retiró a Espinoza de la coordinación (nombró en su reemplazo al hoy cuestionado Rafael Vela) y Barreto conservó su puesto. Con el paso del tiempo, Espinoza demostró, contundentemente, que las acusaciones que le inventó Barreto eran infundadas.
Como todo en la vida da vueltas, ahora Espinoza es la fiscal suprema que interroga al ‘Filósofo’. Tal vez a ella le cuente qué le ofrecieron Barreto y Colchado para incriminar a Benavides. Como dice el dicho popular: la falsedad y la traición se pagan, solo es cuestión de tiempo. Nos vemos el otro martes.
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