Por: Miguel Ramírez / Periodista de investigación
Recordando sus épocas de jefe de seguridad de la azucarera Pomalca -donde dirigía a matones que invadían y quitaban tierras a humildes campesinos-, el miércoles pasado el congresista fujimorista Héctor Becerril fue protagonista de una verdadera asonada en el interior del Congreso de la República, cuando la ministra de Educación, Marilú Martens, exponía sobre la huelga de docentes.
El semanario ‘Hildebrandt en su Trece’ captó fotografías de Becerril hablando al oído y dándole recomendaciones al profesor Pedro Castillo Terrones, dirigente del Comité de Lucha de Bases Regionales. Según el Ministerio del Interior, Castillo está vinculado con el Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef), el brazo político de Sendero Luminoso.
Previamente, Castillo y otros profesores más lograron ingresar al Parlamento gracias a las gestiones de los congresistas izquierdistas Wilbert Rozas y Marisa Glave.
Los docentes armaron una trifulca pocas veces vista y permitida en el hemiciclo. Se pararon en la puerta de la Comisión de Educación, en la que se encontraba la ministra Martens, y a punta de gritos, arengas y puñetes exigieron ingresar a la sala.
Lo alucinante vendría después. El pedido de los maestros violentistas ¡fue sometido a votación! Por poco lo consiguen: cinco votaron a favor y ocho en contra. Entre estos últimos estuvo Becerril, tal vez para no ser evidente que él había sido uno de los instigadores de la trifulca.
Como corolario de su actuación, Héctor Becerril –acostumbrado de tildar de terroristas a todos los parlamentarios de izquierda- dio una conferencia de prensa y posó, sin problema alguno, con el grupo de profesores, todos señalados de estar vinculados a la agrupación senderista.
Pocos se han percatado que entre ellos también se encontraba el profesor Edgar Tello Montes, un dirigente conocido por Becerril. En mayo del año pasado, Becerril armó todo un escándalo cuando se descubrió que Edgar Tello se había reunido con el parlamentario Edgar Ochoa, del Frente Amplio, en su propio despacho congresal ubicado en el sexto piso del edificio de la avenida Abancay 251.
Tello llegó acompañado de Gaspar Jara Cruz y María Atoche Vilca. Días después de ocurrida la reunión con Ochoa, inteligencia de la policía antiterrorista detectó que los tres eran integrantes del Movadef. Cuando la información le fue comunicada, Becerril puso el grito en el cielo.
Becerril declaró iracundo: “Eso de por sí tiene que ir a la Comisión de Ética, que evalúa el daño que se le hace al Congreso. Pero esto es aún más grave. Tenemos que analizar si procede una acusación constitucional contra el congresista Ochoa, porque no vamos a permitir desde Fuerza Popular que ningún integrante del Frente Amplio, bajo ningún punto de vista, esté permitiendo la reorganización y el renacer de Sendero Luminoso”.
Becerril, quien se ufana de ser impoluto, debería cumplir su palabra y denunciarse él mismo. Nos vemos el otro martes.