En medio de un ambiente cargado de miedo y tensión, los buses de la empresa Santa Catalina circularon este martes con dos policías a bordo, una medida drástica tomada tras recibir una nueva carta extorsiva que advertía el asesinato de choferes. El despliegue de la PNP buscó frenar el pánico entre los trabajadores del transporte público, quienes denunciaron ser blanco de amenazas cada vez más violentas en San Juan de Lurigancho.
La misiva, dejada durante la madrugada, advierte directamente a los dirigentes de la compañía y exige comunicación inmediata bajo una amenaza mortal. “Este será el último comunicado, no esperen que encendamos el gallinero y salgamos matando chofer por chofer. Que se comunique la empresa, no piojosos, que la próxima ellos serán causantes de su muerte”, se lee en el mensaje intimidante que ha puesto en alerta a todos los integrantes de la ruta.
El impacto del escrito fue tal que varios transportistas decidieron suspender temporalmente sus actividades. Algunos conductores señalaron que el temor es generalizado y prefirieron mantenerse resguardados hasta que las autoridades garanticen condiciones mínimas de seguridad. “Han salido solamente creo que diez carros (buses), pero yo no voy a salir hoy día. Ya he decidido descansar hoy día y mañana sí voy a salir, creo”, contó un trabajador a RPP, evidenciando la incertidumbre que atraviesa el servicio.
Ante la gravedad del caso, el comandante general de la PNP, Óscar Arriola, se trasladó en la mañana al patio de maniobras para sostener una reunión con los representantes de la empresa y escuchar de primera mano sus preocupaciones. Su presencia buscó dar tranquilidad a los trabajadores y coordinar una respuesta inmediata frente a esta nueva modalidad de extorsión que viene golpeando a distintas líneas de transporte.
Entre las primeras acciones adoptadas, la Policía dispuso que cada unidad saliera a operar con dos agentes a bordo, medida orientada a prevenir posibles emboscadas y resguardar a choferes y cobradores. Sin embargo, esta disposición no se mantuvo una vez que la comitiva policial abandonó el lugar. De acuerdo con lo reportado por una periodista en el punto, los buses continuaron su recorrido sin presencia de efectivos, generando más inquietud entre los transportistas.
Este episodio ocurre horas después del ataque armado contra una cúster de la empresa Etunijesa, ocurrido en el cruce de las avenidas Canta Callao y Pacasmayo, zona que marca el límite entre San Martín de Porres y el Callao. La coincidencia de casos incrementa la preocupación por el avance del sicariato y la extorsión en el sector transporte, un problema que, según advierten los trabajadores, ya se ha vuelto insostenible
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