Al promediar el mediodía de este jueves 11 de diciembre, la rutina en el penal Sarita Colonia se quebró por completo. Un estallido de violencia dentro del pabellón 1 de Máxima Seguridad obligó a movilizar a agentes del INPE y de la PNP, luego de que los internos se enfrentaran directamente contra su delegado.
Las primeras informaciones señalaban que la gresca escaló en cuestión de minutos. Cuatro internos llegaron incluso a trepar los techos para evitar ser reducidos, generando un cuadro de tensión que rápidamente llegó a oídos de quienes estaban fuera del recinto. Algunos medios reportaron que, durante los primeros momentos del disturbio, se escucharon disparos.
Mientras las autoridades trataban de recuperar el control, los familiares de los reos comenzaron a aglomerarse en los exteriores. Temían que sus parientes estuvieran heridos o hubieran sido trasladados sin información previa. Entre gritos y reclamos, exigían respuestas sobre una ambulancia que fue vista entrando y saliendo del penal.
“No sabemos nada todavía”, relató una madre que esperaba noticias. Como ella, varias mujeres permanecieron en la puerta, preocupadas además por la súbita restricción en el ingreso de paquetes. La incertidumbre creció a medida que pasaban los minutos sin un parte oficial del INPE.
Dentro del penal, el choque entre dos grupos habría tenido como punto de partida el intento de retirar a los delegados del pabellón, lo que generó un quiebre en los acuerdos de convivencia. Esa disputa de poder fue suficiente para desencadenar una reacción violenta que desbordó la seguridad interna y activó los protocolos de emergencia.
El INPE intervino en cuanto el enfrentamiento se descontroló y pidió apoyo inmediato a la PNP. Los agentes bloquearon accesos, aseguraron pasillos internos y se posicionaron con equipos antidisturbios para evitar que la confrontación derivara en un motín. Las zonas críticas del penal quedaron bajo estricta vigilancia.
Fuentes cercanas detallaron que el caos permitió incluso que se hablara de una posible fuga, versión que todavía debe ser confirmada por las autoridades penitenciarias. Lo cierto es que, en medio del ruido y la tensión, personal policial y penitenciario recorrió los alrededores mientras se escuchaban detonaciones.
Hasta el momento, el INPE no ha reportado víctimas graves, pero mantiene en evaluación el impacto real del enfrentamiento y las sanciones que corresponderían a los internos involucrados. La institución advirtió que reforzará los mecanismos de control para impedir nuevas maniobras destinadas a alterar el orden del pabellón.
La situación se dio en un contexto marcado por recientes tensiones dentro de las cárceles. El propio presidente del INPE, Iván Paredes, denunció hace nueve días que recibió amenazas luego de las requisas realizadas para combatir a las organizaciones criminales. Aseguró que durante una de las llamadas le advirtieron que “peligraba su vida y la de su familia”, mencionando incluso el penal de Lurigancho.
El INPE respondió mediante un comunicado, afirmando que no cederá ante presiones ni amedrentamientos. La institución reiteró que continuará con operativos y requisas constantes como parte de su estrategia frente a la criminalidad organizada.
Por ahora, la PNP mantiene presencia en los alrededores del penal Sarita Colonia para garantizar la calma hasta que la situación quede totalmente controlada. Se espera un pronunciamiento oficial con el detalle de lo ocurrido y las acciones que se tomarán para evitar que un episodio similar vuelva a repetirse.
Contenido GEC