SUS TENTÁCULOS SE EXPANDEN POR TODA AMÉRICA. El temible Tren de Aragua, una organización criminal transnacional originada en las cárceles de Venezuela, está expandiendo su presencia por todo el continente americano, incluyendo Estados Unidos.
Por ese motivo, legisladores republicanos han instado al presidente a clasificar al Tren de Aragua como una organización criminal transnacional a medida que aumentan las pruebas de su actividad delictiva en el país.
Reportes indican que los primeros actos delictivos de la banda han sido registrados en ciudades como Miami, Chicago, Nueva York y Luisiana.
En un reciente caso, dos migrantes venezolanos de 19 y 21 años se declararon no culpables en un tribunal de Manhattan de los cargos relacionados con el ataque a dos policías. La banda ha sido señalada por delitos que incluyen robos en moto, asaltos y tráfico sexual.
Esta semana, una red de tráfico sexual vinculada al Tren de Aragua fue desbaratada en Baton Rouge, Luisiana, tras el rescate de varias víctimas de explotación sexual. Tres personas fueron detenidas, entre ellas Josmar Jesús Zambrano, supuesto cabecilla de la facción.
Además, se identificó a Allbert Herrera Machado y Osleidy Vanesa Chourio Díaz, ambos de nacionalidad venezolana y presumibles integrantes de esta red delincuencial, que podría estar operando en estados como Texas, Virginia, Nueva Jersey y Florida.
de acuerdo a una declaración jurada del 17 de abril de 2024, la Unidad de Inteligencia de la Patrulla Fronteriza de El Paso, Texas, alertó a la Oficina de Investigaciones del Departamento de Seguridad Nacional en Baton Rouge sobre un posible caso de tráfico sexual.
Tras ello, una víctima no identificada comunicó estar “bajo el control de Zambrano-Chirinos, a quien identificó como el ‘líder’ de este bando presumiblemente perteneciente al Tren de Aragua en EE.UU. Según su testimonio, luego de que este sujeto pagara el pase ilegal de la testigo, seguidamente, “le cobraba la deuda” mediante el delito de explotación sexual.
Se espera que los detenidos enfrenten cargos por tráfico sexual forzado, fraude y coerción, con penas que podrían ir desde 15 años de cárcel hasta cadena perpetua.
La expansión de esta peligrosa banda criminal en Estados Unidos plantea serias preguntas sobre la seguridad fronteriza y la eficacia de los controles migratorios.
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