
Era la madrugada del 18 de julio de 2021 en Guadalupe, Pacasmayo, cuando Elmer Lucano Llanos, de 37 años, ingresó con total calma a la casa de su expareja, Fiorela Díaz Díaz, una empresaria avícola de solo 32 años. La escena quedó registrada por las cámaras de seguridad del inmueble: el sujeto cruzó la puerta principal sin forzarla, fue a la cocina, tomó un cuchillo y subió a buscarla. Lo que hizo después estremecería al país entero.
Fiorela, conocida como ‘la Reina del pollo’ por su negocio y su espíritu solidario durante la pandemia, dormía junto a su actual pareja, Jorge Colchado Malca, sin saber que su agresor la acechaba.
En segundos, Lucano lo apuñaló a él dos veces. Jorge logró escapar con vida, herido, pero Fiorela quedó atrapada. La violencia con la que fue atacada no deja dudas: recibió 39 puñaladas en menos de 25 segundos.
El crimen no fue impulsivo. Fue metódico. Elmer incluso manipuló el televisor conectado al sistema de vigilancia para ubicar a su víctima. Y cuando por fin la halló, descargó sobre ella toda su furia. Luego huyó con ayuda de su primo, pero fue capturado horas más tarde, aún con el pantalón manchado de sangre.
En el juicio, alegó “emoción violenta”. Pero las imágenes lo delataban. Los peritos indicaron que actuó con “crueldad, frialdad y alta peligrosidad social”. El Ministerio Público pidió cadena perpetua.

UN CRIMEN QUE SE PUDO EVITAR
La historia de Fiorela y Elmer no era nueva para la policía. Ella lo había denunciado por violencia física, psicológica y abandono. Tenía orden de alejamiento y garantías a su favor. Pero no bastó. Elmer la seguía acosando, vigilando, enviándole audios y amenazas que, increíblemente, no fueron incluidos como prueba en el juicio oral.
Fiorela cambió las chapas de su casa solo una semana antes, pero eso no detuvo al agresor. El abogado de la familia sospecha que alguien más le abrió la puerta. Las cámaras lo muestran ingresando como si fuera dueño del lugar.
Tras el ataque, el asesino intentó escapar en una motocicleta conducida por su primo, Salomón Llanos Cieza, pero la policía los interceptó en Cajamarca. El sujeto no mostró remordimiento alguno. “La encontré con otro hombre”, dijo a las cámaras con frialdad.
La hermana de la víctima, Fabiola Díaz, se convirtió desde entonces en la voz más firme en la lucha por justicia. Ella ha denunciado irregularidades y presionado para que no se archive ni se minimice el caso. “Fiorela pidió ayuda. Tenía papeles, pero no protección”, reclamó entre lágrimas.

CADENA PERPETUA REVOCADA
En junio del 2022, el Tercer Juzgado Colegiado de la Corte Superior de Justicia de La Libertad dictó cadena perpetua contra Elmer Lucano. Además, ordenó que pague una reparación civil de un millón de soles y que sea inhabilitado de por vida para ejercer la patria potestad sobre sus dos hijos.
Pero la alegría duró poco. La Tercera Sala Penal de Apelaciones revocó la cadena perpetua y redujo la condena a 35 años de prisión, alegando que no se logró probar el feminicidio agravado.
La familia sintió este fallo como una nueva puñalada. “Faltaron las pruebas que confirmaban el acoso constante. Si se hubieran presentado los audios, los chats y las amenazas, el fallo no habría cambiado”, aseguró Fabiola Díaz.
Fiorela dejó a dos niños huérfanos de madre y con un padre que fue su asesino. Hoy viven con sus tíos, quienes han solicitado la tutela legal completa. Ambos menores continúan en tratamiento psicológico, tratando de reconstruir sus vidas tras una pérdida irreparable.
Fiorela no murió en silencio. Sus cámaras hablaron por ella. Su historia, marcada por la lucha, el emprendimiento y la tragedia, sigue exigiendo justicia verdadera. Porque ninguna mujer debería morir como ella. Ni ser olvidada.