¡Admirable! Kipi, la primera robot quechuahablante peruana, continúa con su incansable labor de seguir llevando educación a los lugares más recónditos de nuestro país.
Al lado de su creador, el profesor Walter Jesús Velásquez Godoy (34), visitó esta vez los departamentos de La Libertad y Huancavelica, donde grandes y chicos la recibieron con los brazos abiertos.
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En el alejado pueblito liberteño de Chuquitambo visitó la humilde casa de ‘Chanita’, una mujer de 50 años que nunca pisó un aula, pero enseñó por su cuenta a sus 13 hijos a leer y escribir.
“‘Chanita’ es un ejemplo de que la pedagogía se inicia en el corazón, mi mayor admiración para ella”, dijo el maestro Velásquez.
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La querida Kipi y su inventor también estuvieron en la localidad huancavelicana de Tayacaja, a más de cinco mil metros sobre el nivel del mar. Aquí compartieron un rico quesito con la familia Ticcse Vásquez.
En las visitas de la robotita, los más emocionados son los pequeños, quienes aprenden y se divierten muchísimo escuchándola hablar en quechua y otras lenguas originarias peruanas.
Kipi es un tipo de robot ecológico, pues se recarga solo con energía solar. Fue construida con material reciclado y chatarra electrónica reparada.
Medios nacionales e internacionales se interesaron en ella al conocer que llevaba conocimientos a estudiantes del distrito de Colcabamba, en el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).
Pocos saben que Kipi no es ‘hija única’, como dice su creador, sino que tiene otras 11 ‘hermanitas’, que fueron construidas durante la pandemia.
Hace poco, el profesor Walter creó un videojuego bilingüe, hecho de manera conjunta con sus alumnos para que puedan estudiar y aprender los cursos de una manera más didáctica.
“Esperamos que más instituciones o personas puedan sumarse para culminar el videojuego educativo que es un complemento de la robot Kipi”, comentó.
El año pasado Kipi fue condecorada en el Congreso de la República. En esa oportunidad recibió una medalla, un diploma y un estandarte de manos del presidente del congresista huancavelicano Kenyon Durand.
Aquella vez, paseó por los pasillos de la sede parlamentarias y en una de las salas del hemiciclo. Incluso interactuó con las autoridades y respondió en castellano y quechua, y les dedicó un poema reflexivo.
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