UNA TROME DE LA CONSTRUCCIÓN. Roxana (42) viene de una familia de emprendedores: empezaron sus abuelos y continuó su padre, quien levantó una ferretería en la que ella apoyó desde los 18 años.
Allí se enamoró del negocio, de los procesos y del trato directo con los clientes. Años después, y con el impulso de su papá, se animó a abrir su propio local, que ha logrado sacar adelante con esfuerzo, coraje y perseverancia.
“Mi papá me entrenó para la vida laboral y, luego de tener a mi primera bebé, me impulsó a independizarme. Siempre me decía que piense en mi familia. Lamentablemente, seis meses después falleció”, recuerda aún con nostalgia.
A los 22 años, Roxana empezó de cero, con apenas veinte bolsas de cemento, algunos fierros y en una zona que aún no estaba del todo urbanizada; sin embargo, tenía algo poderoso a su favor: las ganas de salir adelante.
“Al inicio no vendía. Mi carro tampoco ayudaba porque no podía trasladar mucho cemento, así que iba a las distribuidoras para que lleven el material directo a obra, aunque cobraran un adicional”, cuenta ella, quien siempre busca soluciones para cumplir con sus clientes.
La política que implementó en su ferretería es que nunca se puede decir que no hay un producto. “Si decimos eso, corremos el riesgo de que el maestro se vaya con su lista a otro lugar”, advierte.
Aunque le gustaría concentrarse en una sola función, la demanda obliga a Roxana a estar en todos lados, incluso detrás del mostrador, ya que muchos clientes piden ser atendidos por ella.
“Hay que tener paciencia, son mis amigos y ellos siempre tienen la razón”, afirma.
Junto con su esposo y con el apoyo de Progresol, ha logrado destacar en el rubro y generar empleo para otras personas. “La gente siente más confianza desde que trabajo de la mano con ellos”, señala Roxana, quien sueña con seguir creciendo.
Los días de alta demanda pueden poner a prueba cualquier ferretería. Para no perder ventas ni clientes, te compartimos cinco tips clave que te ayudarán a mantener el control y el buen servicio.
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