Una señora aparece por la ventana del segundo piso de su casa, sonríe y la saluda levantando la mano. Un señor le da los buenos días y ella responde. Mónica Delta ostenta el título de la periodista más influyente del país en el 2021 y en la calle se demuestra que lo es. La comunicadora de Latina está sentada bajo la sombra de un sauce, acompañada del trinar de las aves y con un humor que nos llevará a charlar de todo aquello que no se ve frente a cámaras...
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No me siento vieja, aunque me lo dicen a cada rato.
A una mujer no la descalifican por sus capacidades, sino por sus eventuales relaciones humanas, por la cara, cuerpo o edad.
Me río.
Siempre he trabajado en estar bien conmigo misma.
Escucho cuando hay una observación que es atendible.
Si es un insulto, ya está descalificado.
La vivo plenamente.
Me miro el espejo y reconozco que ya hay cosas que no se pueden hacer.
Sí y digo: Qué bueno que hay arrugas, porque también tienen que ver con la experiencia de vida y me siento contenta.
La experiencia te ayuda a tener mejor criterio en las decisiones y ser mejor.
No soy ni lo uno ni lo otro. Madurita nomás, ja, ja, ja.
Tengo cara de pocos amigos y los ‘piropeadores’ no se atreven.
No me gusta que alguien me diga algo si no le he dado permiso para que lo haga.
Tengo una especie de ceño fruncido que los desanima.
Me molesto, aunque siempre con las reglas de urbanidad. No me gusta que por la ira se pierdan los papeles.
No soy ‘apapachadora’, tampoco ‘besucona’, pero saben que siempre cuentan conmigo.
Contestatario. Si le digo que eso no lo tiene que hacer, debo darle argumentos. Hemos aprendido a discutir.
Alguna vez y me he recriminado.
No me gusta. Si fuera todo por teléfono, sería mejor.
Si entro a una tienda, voy directamente a una prenda y la llevo.
Al costado de la cama tengo diez libros distintos y los voy ‘picando’ de acuerdo a mi estado de ánimo.
No me gustan las aglomeraciones.
Prefiero Netflix y más ahora con la pandemia.
Una sola vez fui y no me gustó. No por el lugar, sino que cuando hay mucha gente me perturbo.
Los partidos de la selección peruana los veo sola y grito el gol de manera solitaria.
Sí, me llevo muy bien.
Es una aspiración basada en hechos concretos y comprobables.
Antes me lo decían con mucha frecuencia, pero soy reacia a ese tipo de cosas.
Muchas gracias, un próspero 2022 y los espero en ‘Punto final’, siempre por Latina.
Respondió tranquila, sonriendo ante cada interrogante y se despidió con amabilidad, sin preocupaciones. Me quedé recordando la frase de Mahatma Gandhi: ‘Más vale ser vencido diciendo la verdad, que triunfar por la mentira’.
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