Peruano que se respeta. Algo que identifica a la mujer peruana, es que nunca se rinde. Ellas son capaces de revelarse ante cualquier tipo de adversidad con tal de formarse como profesionales o sacar adelante a su familia. Historias de damas valientes, trabajadores y emprendedoras hay muchas en nuestro país. Hoy, en el Día Internacional de la Mujer, Trome conoció la historia de Jareth Aracely Solis Zuñiga (22), una jovencita de Chilca, que trabaja como motocargista trasladando empaques de gaseosas, que pesan más de media tonelada.
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Un oficio que antes era exclusividad de los hombres, y que Solis Zuñiga cumple de manera satisfactoria, desde hace unos meses, en la Planta de Pucusana de Arca Continental Lindley. Su trabajo consiste en descargar y cargar los empaques de gaseosas para ubicarlos en los camiones, que posteriormente repartirán la bebida azucarada en las diferentes bodegas, mercados y supermercados del país.
Solis Zuñiga forma parte del programa Mujeres en Acción, que ha logrado incluir a más de 100 operarias en la Planta de Pucusana de Arca Continental Lindley. “Este espacio ha permitido que mis otras compañeras se capaciten también, y puedan desempeñarse en otras áreas de la compañía. De esta manera, se busca cerrar un poco las brechas de género que aún existen en el país”, comentó la operadora de montacargas.
En estos momentos, Jareth, además de trabajar como motocargista, planea culminar su carrera de ingeniería de sistemas y estudiar teatro. Antes, llevo un taller con el actor Germán Loero y eso la ha permitido descubrir su pasión por la actuación. “Mi sueño es actuar en un teatro, pero hoy siento que trabajar como motocargista es llevarle un mensaje a muchas mujeres, que sepan que nosotras tenemos las mismas capacidades que los hombres. Solo es cuestión de ponerle punche y ganas”, comentó la jovencita.
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Actualmente trabajan un total de 103 operarias en la Planta de Pucusana de Arca Continental Lindley y sus edades oscilan entre 20 y 50 años.
Peruano que se respeta. A sus 98 años, Don Ricardo Farfan Iturri aún tiene el deseo de maquillarse, usar un peluquín y colgarse su enorme traje de colores para dar vida al payasito ‘Pitito’. Todavía conserva ese buen humor para seguir llevando alegría a los niños y compartir sus experiencias con los payasitos más jóvenes. Este vecino de Surquillo es casi casi un patrimonio vivo de la comicidad nacional: es el payaso más longevo del país y quizá del mundo. Por algo, el Sindicato Circense del Perú estaba proponiendo a don Ricardo para que figure en los Récord Guinness como el payaso más antiguo del mundo.
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Farfan inició su carrera como payasito a la edad de cuatro años en su natal Cañete. Con el tiempo, aprendió a realizar trucos con trapecio y doble trapecio, rodillo con malabares, saltos mortales en trampolín, zancos y otros números. Esto le permitió años después recorrer varias regiones del país con su circo Farfán durante nueve décadas. “Si alguien me pregunta, ¿qué quisiera hacer? Yo diría que payaso. Yo nací para ser payaso y alegrar a los niños y adultos”, reflexiona don Ricardo.
Se casó con doña María Muñoz Espino con quien estuvo felizmente comprometido hasta el 2019, año que falleció doña María, víctima de un paro cardíaco. Hoy, tendrían 65 años de feliz matrimonio. Gracias a ese amor incondicional nacieron sus hijos: Milagros, Ricardo, Carmen y Juan. Además goza del cariño de sus siete nietos y cuatro bisnietos.
Sus hijos continuaron con su legado y fundaron el circo Hermanos Farfan. Con el tiempo, este escenario circense fue espacio para que se dieran a conocer talentos como: ‘Chacalón’, Lucho Barrios o Iván Cruz. También aparecieron en esa carpa, los cómicos ambulantes como: ‘Tripita’, ‘Mondonguito’, el ‘Poeta de la Calle’, entre otros.
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