Ni el agua, ni los mosquitos y tampoco el inclemente calor en Chiclayo evitaron que una familia pudiera enterrar a uno de sus seres queridos en un cementerio inundado por las intensas lluvias y desbordes de ríos que azotan Lambayeque y a gran parte del país.
Provistos de botas de plástico y algunas mascarillas, un grupo de personas ingresaron a un cementerio cargando un ataúd, soportando el dolor por su pérdida y la impotencia por tener que darle el último adiós en estas degradantes condiciones.
Este es el panorama que se ve vive a diario en los cementerios de Lambayeque donde los zancudos, el lodo, el agua empozada, los malos olores y las altas temperaturas destruyen poco a poco estos recintos del descanso eterno.
Debido a estas terribles condiciones, el ingreso a los cementerios de Lambayeque es restringido, ya que solo se permite la entrada de aquellos que cargan los féretros mientras los demás deudos deben aguardar en la puerta del recinto.
Ante esta situación, los vecinos pidieron a la Municipalidad de Chiclayo una pronta solución para deshacerse del agua empozada en este y otros cementerios del lugar, que se han convertido en un latente foco infeccioso.
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