Dicen que después de una caída tienes que levantarte, sacudirte y seguir avanzando. Después de todo, el camino al éxito está lleno de derrotas previas. Y como prueba de ello está Diana Páucar Mija (39), emprendedora que por falta de dinero abandonó su sueño de ser abogada y puso su bodeguita ‘Ambar’ en la provincia de Cruz de la Esperanza, en Chiclayo, para ayudar a su familia.
“Dejé la carrera de Derecho porque mis papás no tenían dinero para seguir pagándola. Fue ahí cuando dije ‘tengo que generar ingresos como sea’. Así que acomodé un espacio de mi casa que da a la calle e implementé mi bodeguita. Al inicio tenía miedo de fracasar. Pero míreme ahora, gracias a mi negocio ayudé a pagar los estudios de mis cuatro hermanos”, comenta.
Como buena mujer norteña, Diana es luchadora y muy alegre. No por nada su bodega es la favorita del barrio. Dice que su secreto es el precio justo y el buen trato. “Me gusta engreír a mis clientes, les doy yapa, les regalo una golosina, pero sobre todo hablo con ellos. Soy como la psicóloga de mis caseros”, se ríe.
En ‘Ambar’, que abre todos los días de 6 de la mañana a 9:30 de la noche, ofrece abarrotes, víveres, congelados, golosinas, lácteos, carnes, frutas, verduras y hasta útiles. “Ahora último rayamos con las frutas y verduras porque las mamitas hacen más loncheras saludables para sus hijos. Antes era distinto, nos compraban galletas, snacks. Parece que los colegios son más conscientes de la alimentación saludable”, revela.
Lamentablemente, el negocio de Diana se ha visto afectado por la creciente ola de robos y extorsiones en la provincia, por lo que ha tenido que variar su horario de cierre para evitar asaltos.
“Me encantaría trabajar hasta las 11 de la noche, pero no se puede porque esta zona es peligrosa y no pasa serenazgo. La gente tiene miedo de salir a comprar y nosotros tenemos terror a los asaltos. Ruego a las autoridades que se pongan una mano al corazón y piensen en las negociantes que trabajamos de noche. Necesitamos más seguridad”, indica.
Páucar menciona que en la Asociación de Mujeres Bodegueras del Perú (Agremub) ha encontrado respaldo y respuesta a sus dudas e inquietudes. “Juntas aplaudimos los logros de cada una, pero también alzamos nuestra voz de protesta cuando tenemos que hacerlo. Además es una excelente alternativa para seguir aprendiendo porque Agremub ofrece talleres y capacitaciones”, manifiesta la aguerrida bodeguera, quien es dirigente de la célula de la zona norte de Lambayeque.
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