Este 26 de julio, un asteroide considerado por los expertos como “potencialmente peligroso” se aproximará a la Tierra. Este cuerpo rocoso, más pequeño que un planeta y mayor que un meteoroide, fue bautizado como 2010 PK9.
Con un diámetro de 260 metros, más que dos campos de fútbol, este objeto estelar se dirige a nuestro planeta a una velocidad de 40.000 kilómetros por hora y se prevé que pase a las 15:04 GMT (10:04 a.m. hora peruana).
Aunque no causará daños en la Tierra, ¿qué significa que haya sido considerado como potencialmente peligroso?
De acuerdo al Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA (CNEOS), todo asteroide que se acerca a menos de 0,05 unidades astronómicas (la distancia promedio entre la Tierra y el Sol) es llamado de esa manera.
Debido a que este cuerpo pasará a 7,4 millones de kilómetros de nuestro planeta, 18 veces lo que nos separa de la Luna, no representa mayor peligro; sin embargo, una desviación en su curso sería alarmante. Pero en términos astronómicos, la distancia es considerada corta y servirá para realizar diversos estudios.
En astronomía, a los objetos próximos a la Tierra, tanto cometas como asteroides, también se les denomina PHA (por las siglas de su nombre en inglés, Potentially Hazardous Asteroid).
La caída de asteroides de roca o hierro mayores de 50 m de diámetro sucede con un intervalo medio de cien años, lo que puede producir catástrofes locales y maremotos.
Aunque no es común, cada varios cientos de miles de años, asteroides de más de un kilómetro causan catástrofes globales que se esparcen por la atmósfera terrestre, de tal modo que la vida vegetal sufre lluvia ácida, interrupción parcial de la luz solar y grandes incendios causados por los fragmentos de alta temperatura que caen al suelo tras la colisión (invierno nuclear).
Todos los asteroides y cometas que se mueven a menos de 50 millones de kilómetros de la Tierra son vigilados por los científicos, con el objetivo de poder prever cualquier potencial colisión, pues estos pueden cambiar su curso por la atracción gravitatoria de los planetas.
De acuerdo a la Academia Internacional de Astronáutica (IAA), para que un asteroide represente un peligro real para la Tierra, su probabilidad de impacto debe ser de uno en 250 o menos. Los que son monitoreados actualmente suelen tener una posibilidad en más de 50 mil o incluso una en 10 millones, lo cual hace teóricamente imposible un choquen contra la Tierra.
Para clasificar la peligrosidad de estos objetos, se ha establecido la Escala de Turín (Torino scale), que se determina como sigue:
Nivel 0: probabilidad de colisión cero o muy por debajo de la probabilidad de que un objeto al azar alcance a la Tierra durante las próximas décadas. También se aplica a objetos pequeños que se desintegrarían durante su entrada a la atmósfera terrestre.
Nivel 1: probabilidad muy baja de colisión, similar a la probabilidad de que un objeto al azar alcance a la Tierra durante las próximas décadas.
Nivel 2: probabilidad baja de colisión.
Nivel 3: probabilidad de colisión capaz de causar daños locales superior al 1 %.
Nivel 4: probabilidad de colisión capaz de causar devastación regional superior al 1 %.
Nivel 5: probabilidad elevada de colisión capaz de causar devastación regional.
Nivel 6: probabilidad elevada de colisión capaz de causar una catástrofe global.
Nivel 7: probabilidad muy elevada de colisión capaz de causar una catástrofe global.
Nivel 8: colisión segura, capaz de causar daños locales. Esto debería suceder una vez cada 50 a 1000 años.
Nivel 9: colisión segura, capaz de causar devastación regional. Esto debería suceder una vez cada 1000 a 100 000 años.
Nivel 10: colisión segura, capaz de causar una catástrofe climática global. Esto debería suceder una vez cada 100 000 años o más.
Cuando un nuevo objeto es detectado, se le aplica una clasificación base de cero y conforme progresan las investigaciones puede ir aumentando su nivel o volver caer en niveles inferiores.