Vladimir Gallo y Cristian Hugo Montesinos, dos pasajeros del vuelo LA2213 que cubría la ruta Lima - Juliaca (Puno) y que chocó contra el camión de emergencia de Lima Airport Partners (LAP) cuando estaba a punto de despegar, contaron los momentos de terror que vivieron.
“Yo veo por la ventana, vi las llamas, vi el ala que estaba chocando con la pista, salía chispas. No sentía que paraba el avión. Yo pensaba: ‘ahorita se rompe el ala, ahorita explota o se parte’. Es más, hasta llegué a pensar: ‘hasta aquí llegué, y porqué yo, porqué acá en esta situación’”, detalló Cristian Montesinos, chef profesional, a Panorama.
Al momento del accidente, él se estaba yendo de vacaciones a la meseta del Collao. Además, es uno de los pocos pasajeros que pudo grabar el accidente desde el interior del avión. “Yo estaba en el asiento 18F, al lado de la ventana, justo en el ala donde pasó todo esto. Pensé que si es que me muero: ‘por favor que sea rápido y que no sea quemado’”.
Detalló que siempre que viaja le gusta grabar todos los despegues y aterrizajes. “Fue un golpe fuerte y vi llamas. Por el golpe que fue tan fuerte se me cayó el celular y me golpeé contra el asiento. No perdí el conocimiento, pero si vi la ventana. En ese momento también se perdió el tren de aterrizaje, fue un choque, una explosión y el avión se inclinó”.
Montesinos señaló que el miedo que sintió es indenoscriptible. “Me estaba preparando para la muerte”. “Lo que pasa es que el fuego aumentaba, al inicio se veía lejos, pero se acercaba a la ventana y se sentía el calor. Entonces yo dije: ‘bueno, si me muero, que sea rápido, que explote el avión, que este inconsciente, pero no quemado’”.
“Sabemos que un accidente aéreo no hay salida. Es un milagro lo que ha pasado. Los bomberos también nos han dicho eso”, puntualizó.
De película
Por su parte, Vladimir Gallo dijo que esta experiencia es muy similar a las que se ve en las películas de aviones siniestrados.
“He conversado esto con mis amigos, con gente cercana. Les he dicho que lo de las películas que normalmente pasan de las tragedias de aviones se quedan cortas, todos esos instantes que pasan en una película donde las personas se golpean, buscan su teléfono, donde abren la gaveta, todo eso es tal cual, y esos dos a tres minutos que ha durado el impacto, todo ese caos, en realidad para nosotros ha durado mucho tiempo, es como si el tiempo se paralizara”, señaló.
Precisó que cuando el avión sufrió el choque y empezaron a salir las llamas, las personas comenzaron a gritar y a desesperarse. “De hecho pensé mucho en mi familia, en mis proyectos. Es tan rápido. (Pensé en porqué (iba a morir) así. En porqué tan de repente. Hasta me acordé cosas de la chamba, cosas inconclusas, cosas que tenía que mandar, que resolver, hasta me acordé de un familiar que no visité”.
“Ya cuando salimos del avión y todos estábamos afuera recién pudimos darnos cuenta de la magnitud del accidente”, puntualizó.