De novela. Con solo 11 años Lauren Nelson ya ha demostrado habilidad para ver oportunidades donde nadie más lo notó. ¿Qué hizo? Comprar una casa rodante vieja para invertir todos sus ahorros en renovarla por completo. Ahora piensa alquilarla. La historia ha impresionado a más de uno en la plataforma de videos de YouTube.
Más información Twitter hace viral la “inocente” videollamada entre hermanas que casi acaba en tragedia
La pequeña de la localidad de Attica, en el estado de Nueva York (Estados Unidos) tan solo buscaba un lugar que fuera para ella. “Yo lo único que quería era un espacio que fuera para mí”, contó la niña al medio local WKBW. La primera opción fue una casita de madera que colocaría en el jardín de su casa.
Su segunda opción fue comprar una casa rodante de la marca American Girl Doll toys. “Nos mostró una [...] pero salía a 650 dólares y mi esposo se quejó y le dijo que por esa cantidad de dinero se podría comprar una caravana de verdad y no una de juguete”, contó Aimee, la madre de Lauren.
Fue allí que Lauren se dirigió a su habitación, abrió uno de sus cajones donde ocultaba un sobre con dinero y empezó a contar sus ahorros. Se percató de que había juntado una buena cantidad como para realmente comprarse su casa rodante. Así que puso en marcha su plan: comprar una casa rodante.
En los siguientes días continuó ahorrando y evaluando precios. “Tenía un sobre donde guardaba todas mis propinas de cumpleaños y Navidad, y junté todo, y con eso compré la casa rodante”, explicó la niña, que tuvo una oportunidad ya que uno de sus vecinos estaba vendiendo su vieja Sunline Sunray de 1988.
La corta edad de Lauren no la amilanó ante el vecino y le regateó el precio (originalmente el hombre pedía 500 dólares) hasta pagar con sus 400. “No fue muy difícil. Él me dijo $500 y yo le respondí $400 porque ese era el dinero que tenía en mi cuenta bancaria y él dijo: ‘vendido’”, reveló la menor.
Ayudada por su familia
“Voy a vivir aquí para siempre”, exclamó Lauren cuando recorrió el vehículo por primera vez. Entusiasmada por tener su propio lugar, la pequeña no prestó atención a lo deteriorado en el que se encontraba el auto. Empezó a limpiar y a sacar las cosas viejas que habían quedado del dueño anterior.
Tampoco se asustó cuando encontró una plaga de ratones viviendo en su flamante casa con ruedas. “Pensé que los ratones eran adorables”, bromeó Lauren a Insider. Algunas de las ventanas tenían goteras, por lo que el padre de la niña también se sumó al proyecto y empezó a repararlas.
Cuando todo estaba limpio, había que renovar el diseño. Para Lauren fue como una suerte de prácticas, ya que como aspirante a decoradora disfrutó de algo que para muchos sería un dolor de cabeza. Diseñó la casa rodante de la manera que quería y eligió cuidadosamente cada detalle de su interior.
Lauren se había quedado sin presupuesto para seguir con su renovación. Gastó todo comprando el vehículo. Fue entonces que su madre decidió ayudar. Aprovechando que la niña no había podido ir al campamento de verano, Aimee invirtió ese dinero en la renovación de la casa rodante de su hija.
Su espacio sobre ruedas
Compraron pintura, las fundas de los muebles y todo lo necesario para la casa rodante. Lauren también hizo su aporte y con lo poco que le quedaba compró un marco de fotos, también tomó algunas plantas del jardín de su familia y un poco de la madera que había sobrado del trabajo de su padre.
Después de dos meses de arduo trabajo y 800 dólares bien invertidos, la niña tuvo su propia casa. La pequeña encontró y fabricó su lugar especial en el que pasa cinco días a la semana. “Si estás buscando tener grandes planes en el futuro, debes salir y hacerlo. Haz que suceda”, dijo ella.