Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un sudadito de pescado luna con su camotito sancochado y harto rocoto molido. Para tomar pidió una jarrita de naranjada bien heladita. “María, en esta las iglesias de todo el país estarán repletas de fieles para escuchar la misa y las homilías de los sacerdotes, cada cual explicando algún pasaje de la Biblia y pidiendo seguir las enseñanzas de Jesús, el hijo de Dios. Hombres, mujeres y niños. Casados, solteros y divorciados. Empresarios, obreros o comerciantes. Todos harán lo que la fe les demanda: asistir a la eucaristía.

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Pero, ¿todos realmente siguen la palabra del Señor? ¿Basta con ir a misa para borrar los pecados y las malas acciones? El mensaje va también para esos millones que aprovechan estas fechas no para quedarse en casa y pensar en el sacrificio de Jesús, sino para irse a juerguear en campamentos, playas o discotecas.

Muchos más la pasan enojados, envidiando a los demás u olvidándose de sus padres, a quienes jamás visitan o los llaman. Cuando yo era niño, la Semana Santa se vivía intensamente. En las radios no se escuchaba más que música sacra, nada de reguetón, rock, salsa o cumbia. Las discotecas y los bares no funcionaban. Con las justas los cines, que siempre daban películas religiosas, como ‘Los diez mandamientos’, o ‘Moisés’. Ese día, los niños no podían decir lisuras ni portarse mal.

Mi papá, que era bien amiguero, no se iba de parranda ni se ponía a tomar con sus amigos apovechando los feriados. La pasaba en casa, con mi mamá y sus hijos. Si salíamos de casa lo hacíamos para ir a misa, pasear o entrar al cine. Ni pensar en viajar. Esos son los días que más recuerdo, estar con mis papás, verlos sentados conversando en el parque mientras con mis hermanos jugábamos despreocupados.

Yo creo que ese era el mensaje de Jesús. Hacer que la gente se quiera más. Que al menos esos días no pelearan, sino que se hablaran con cariño. Y que no pensaran en jueguear en campamentos, locales de bailes o cantinas. Porque el feriado no es solo para descansar. Es para vivir la fe.

La gente se ha olvidado de eso. Uno se levanta un Jueves o Viernes Santo y es como un día normal. En la radio, televisión, internet o redes sociales circulan los mismos mensajes sexistas y hedonistas. O en Facebook o Instagram se cuelgan fotos de diversión en discotecas o de relajo en las playas. ¿Y Jesús? ¿Y su muerte en la cruz? No sé los demás, pero siento que el pasado fue mejor. Más seguro, más tranquilo y más feliz.

Ahora habrá más plata, pero hay también inseguridad, odio, vulgaridad y violencia. A mis hijos los educo no solo en la fe, sino también en el respeto al prójimo, en valores y en que la prosperidad está amarrada siempre al trabajo, al sacrificio y la dedicación. Y en el amor, sobre todo en el amor”. Buenas palabras de Gary. Me voy, cuídense.

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