Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una parihuela ‘resucitadora’ con mariscos y pescado, acompañada de arrocito blanco con bastante juguito de limón, rocotito y, para tomar, una chicha morada fresquecita. “María, desde hace años que la Semana Santa es, para mucha gente, la Semana Tranca, pues se dedican a juerguear en fiestas y campamentos en los que puede haber descontrol total.
Se ve sobre todo en las playas, donde al día siguiente aparecen hasta chicas totalmente ebrias tiradas inconscientes en la arena, expuestas a toda clase de peligros. No me voy a poner en plan moralista, porque cada uno sabe lo que hace. Sin embargo, creo que la Semana Santa debería ser un tiempo de reflexión, para estar con la familia, para dar amor.
Independientemente de si alguien es o no católico. Para las personas que sí profesan la religión, debe ser un momento, además, para pensar en el sacrificio de Jesús en la cruz y en su dolor. No solo el sufrimiento de Él, sino también de la Virgen María, su madre, que padeció el calvario de ver morir a su Hijo de forma tan terrible. Algunos consejitos para pasarla con la familia:
- Hagan actividades juntos. Por ejemplo, pueden preparar el almuerzo con los hijos, en un ambiente de paz, sin discusiones. Hagan esos momentos inolvidables, que perduren para siempre en la memoria de todos los integrantes de la familia, especialmente de los hijos.
- Vean una película. Que sea una para toda la familia. Están las clásicas como ‘Ben Hur’, ‘Los 10 Mandamientos’, ‘Moisés’, entre otras, que parecen no pasar de moda. También hay más modernas, sin un mensaje religioso, pero llenas de valores. Pueden ser ‘Siempre a tu lado, Hachiko’, ‘En busca de la felicidad’ y muchas otras.
- Conversen. Esta acción tan natural y espontánea cada vez es practicada menos porque en los hogares han pasado a tener papel predominante la televisión, la computadora y los celulares. Siempre hay tiempo para las pantallas electrónicas y menos para el diálogo entre padres e hijos, entre la pareja.
- Pueden salir a pasear. No hace falta tener dinero para pasar momentos inolvidables. Se puede salir a dar una vuelta a un parque, o simplemente a caminar juntos y en paz, disfrutando de la compañía de los seres queridos.
- Plantearse metas. Que tengan que ver con ser mejores personas. Por ejemplo, preguntarnos: ¿Dedicamos el tiempo necesario a visitar a nuestros familiares o a los enfermos? ¿Somos buenos vecinos? ¿Ayudamos a quienes lo necesitan? ¿Nos importan los animalitos de la calle? Debemos intentar dar un poco más. Si todos lo hiciéramos, este mundo sería mucho mejor”.
Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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