El fotógrafo Gary llegó al restaurante con su gran amigo y colega, el periodista de Espectáculos conocido como ‘Ghost, el fantasma’. Pidieron una chita entera al vapor, con verduras chinas, su arroz blanquito y una jarra de cebada heladita. “María, te presento a ‘El fantasma’, el bravo de la prensa de Espectáculos. Durante mucho tiempo nadie sabía quién escribía esas columnas del mundo de ‘Chollywood’ tan comentadas y que sacaban roncha.
Los artistas ofrecían recompensa para saber quién era ‘El fantasma’, que se enteraba de todo. Lo más gracioso es que durante un buen tiempo ni los propios colegas sabían, a ciencia cierta, quién escribía la columna más comentada de la farándula.
‘Gary -me dijo- antes, los programas cómicos se hacían en un estudio que en verdad era ruinoso, incómodo, como el local de la avenida Arequipa de Panamericana y era increíble porque trabajaban actores de lujo, como Antonio Salim, ‘El jefecito’, Ricardo Fernández, Guillermo Rossini, Adolfo Chuiman, Álvaro ‘Guayabera sucia’ Gonzales, Guillermo ‘El feo’ Campos, ‘Petipán’, Fernando Farrés por los hombres y Esmeralda Checa, Alicia Andrade, Teresa Olmos, Analí Cabrera, la tremenda ‘Guardia Serafina’, Roxana Ávalos, Amparito Brambilla, Mabel Duclós y el argentino Guillermo Guille los hacía trabajar de nueve de la mañana a diez de la noche.
Los periodistas llegábamos y esperábamos hasta la noche para hacer notas. Siempre me llevé muy bien con los artistas, pero quien se hizo mi amiga fue la entrañable Roxana Ávalos. Era una muchacha sencilla, alegre, de barrio. Era como su personaje de la ‘Guardia Serafina’. En realidad, me hice amigo de ella porque era pareja de un periodista que fue maestro de comunicadores jóvenes, el gran Juancito Huirse, hípico y temible ajedrecista.
Un tipo mucho mayor que ella, que la metió en el mundo de la comicidad, porque ella había empezado como bailarina. Juan la moldeó. Le enseñó a bailar tango. Era una pareja de polendas. Huirse me decía: ‘Fantasma, te invito al Sheraton’. ¿Te ganaste la lotería? ‘No, voy a bailar tango con Roxana’. Pucha, ‘Serafina’ era otra con ese vestido negro pegadito, bien producida, con medias negras de huequitos y tacazos. ¡Espectacular!
Estaba en su mejor momento cuando le detectaron una terrible enfermedad y se nos fue muy rápido. El Perú la lloró el día que murió. Fue ella la que me bautizó como ‘Fantasma’. Es que yo una mañana, tomando desayuno en la esquina de Panamericana, me preguntó: ‘¿Amiguito, cuál es tu película favorita?’. Y le dije que había visto ‘Ghost, la sombra del amor’, con Demi Moore y Patrick Swayze, quince veces. Entonces, ella abrió sus ojazos y me dijo: ¡¡Asu amiguito, entonces tu seudónimo será ‘El fantasma’ del espectáculo’!! Lo que no le dije es que las quince veces fui con varias chicas distintas, ja, ja, ja”. Pucha, este chico es otro bandido, pero me ha prometido seguir contando anécdotas del mundo del espectáculo. Me voy, cuídense.