El Chato Matta llegó al restaurante medio resaqueado y se pidió un humeante caldo de gallina con presa grande, dos huevos, papita amarilla, limón y rocotito molido. Para calmar la sed ordenó una jarrita de chicha morada que es buena para prevenir el cáncer. “María, estuve viendo el partido de Perú ante Paraguay y de la emoción me tomé unos tragos con el gran Pancholón y el doctor Chotillo, un encuentro que sacó chispas. Todo sucedió en el ‘búnker’ privado del abogado mujeriego con salsa y cumbia a todo volumen.
Esta vez, sonaba un tema de la primerísima Armonía 10: ‘Hoy con las manos/ hacia el cielo estoy/ y mi corazón deshecho/ hoy me golpeo el pecho/ Y juraré no amarte más/ hoy con las manos/ hacia el cielo estoy / y mi corazón en duelo... Le he prohibido a mi boca/ que no te nombre ya/ le he prohibido a mis labios que no te besen mássss...’.
PANCHOLÓN: Doctorcito, no me araño si agarras mis sobras, la pampa es para todos. Pero veo la envidia en tus ojos, por eso eres infeliz. Nunca serás como yo, así tengas un Audi, Lexus, Porsche, el cuello lleno de oro, vivas en Las Casuarinas. Eres patán, no tienes sangre ni carisma para las flacas, todas te ven como ‘monto’, ‘punto’, ‘sponsor’. Cuando hacen el amor contigo piensan en otro, se tienen que meter unos tragos para darte un beso y cierran los ojos para alucinar. Paga capricho nomás...
CHOTILLO: Gordito, ya fuiste, vives de recuerdos, pero tu realidad dice que estás viejo, aguado, ojeroso y haces chanchita para una caja de chelas. Yo viajo por el mundo, me hospedo en hoteles cinco estrellas y hago ‘privaditos’ con el ‘Rey de los casinos’ en los locales más ‘fichos’ de Lima, donde no entra la Policía. Allí ponemos unos ‘gorilones’ que no dejan pasar a nadie, solo a unos ‘cueritos’ espectaculares. Pedimos solo etiqueta azul. Lo tuyo es subir el volumen de tu camioneta, tomar un ron barato y orinar en la llanta.
PANCHOLÓN: Qué triste es tu realidad. Fijo que esa flacas son extranjeras que te ven como parroquiano. Lo mío es puro chocolate, como cuando se juntan en la cancha Cuevita con Lapadula. A mí me disfrutan por lo que soy, así las lleve a comer salchipapas en Lince. Tú ya pasaste los 40 años y nadie te ha dado un beso con amor, vives un mundo de fantasía, falso, vacío. Yo soy ganador, cuando tú estabas en el colegio, yo la rompía en ‘La Máquina del Sabor’. Aprende, hijo, se conquista con floro, carisma y mi legendario ‘salto del chanchito’ en La Posada. Ellas vienen a mí, a este pechito...
CHOTILLO: No sé si reír o llorar. Te cuento que el jueves pasado con mi mancha nos fuimos a comer unas carnes a ‘Osso’ de San Isidro, bife y entraña fina, y las bajamos con un vino italiano. A ti te vieron comprando tu menú de chifa de diez mangos. No seas malo’”. Asu, estos dos están de más. Me voy, cuídense.
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