La Seño María

Pancholón se perdió con la ‘grandota’

Pancholón se amaneció en La Posada con la ‘grandota’, una venezolana de 1.80, y terminó molido
Pancholón se amaneció en La Posada.

El Chato Matta llegó al restaurante por una rica pachamanca a la olla con carne de res, cerdo, papas doradas, choclo y bastante rocotito molido. Para calmar la sed pidió una maracuyá frozen porque el calor todavía está fuerte. “María, te cuento que el gran Pancholón se amaneció el viernes en La Posada con la ‘grandota’, una venezolana de 1.80, y terminó molido.

Los años no pasan en vano. Salió del hotel de los infieles y me timbró. ‘Chatito, deja tu carro, baja urgente al sauna privado, pero cuídate de los envidiosos y ‘mala leche’. Vente volando porque la cámara de vapor está buenaza. Richard está poniendo hierbita fresca’.

La cámara hervía a más de 50 grados. Apenas entré el abogado mujeriego y partidor me abrazó. Tenía un tremendo collar de oro colgado en el cuello. ‘Chatito, tú eres mi hermano. Ya estoy divorciado de una mala mujer, soy libre, viajo por el mundo, tengo camioneta 4x4, me llueve la chamba, estaré en la Copa América para ver a mi Perú con mi causa Kike Paravicino, pero a veces la procesión va por dentro.

La vida es una sola, papá, y somos los que somos, abre que voy... Me perdí una noche en el local Medellín y la abogada tóxica me reventaba el celular. En ese point estaba con una ‘chamita’ que me hace el amor y no es intensa ni loca.

La pasamos bien y buenas noches los pastores. Cada uno sabe a lo que va. Yo dejo bien a los varones y nos vemos pronto. Pero la tóxica se alucina mi esposa. ‘Vamos a celebrar, mi amorcito, a Chucuito, invítame un cebichito’, me dijo toda zalamera cuando llegué a mi casa.

Los tragos subieron y sonó una canción de mi causa Josimar: ‘Una tramposa como tú/ que por día miente tanto/ Y que prometía serme fiel mientras me estaba engañando/ Una tramposa como tú/ que aguanté por muchos años/ pero un día me cansé/ y ahora escucha mi relato ohhhh/ Ella besó, me acarició/ hasta mi alma estremeció/ No me acordé jamas de ti/ en esa cama fui feliz/ hacía mucho no sentía tanto fuego/ que hasta creí que me quemas todo el cuerpo’….

La saqué a bailar y la apreté fuerte. En eso que le estaba cantando al oído la canción, le dio un ataque de celos y empezó a gritar en pleno local. ‘Oye, viejo zorro, marica, ya leí tus mensajes en el ‘wasap’ cuando te quedaste dormido, eres un maldito cochino, te fuiste a La Posada para revolcarte con esa mujerzuela’.

Yo le respondí: ‘Qué te pasa, mi amorcito, ya he cambiado, sería incapaz de engañarte. Yo no soy como Domínguez’. Pero nada. Estaba poseída por el demonio. ‘Qué cínico eres, tú nunca vas a cambiar, perro’. Qué palta. La miré, me retiré y dije ‘nunca más salgo con esta tóxica’.

Mejor me olvido de esta mujer, ya no estoy para enfermas de los celos’”. Pucha, ese señor Pancholón es un cochino y sinvergüenza. Nunca va a cambiar. Va a terminar viejo y solo. Me voy, cuídense.

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