Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un sabroso escabeche de bonito con arrocito graneado y camotito amarillo sancochado. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada heladita. “María, el Perú está que arde. Y no es por la política o la economía, sino por las fuertes temperaturas.
Ayer, en Lima llegamos a 30 grados centígrados y, según el Senamhi, para febrero se esperan picos de 32 grados. Una barbaridad. Por eso los médicos aconsejan cuidar mucho a los niños y los ancianos de los llamados ‘golpes de calor’, que los pueden mandar al hospital. Hay que hidratarlos mucho y evitar que salgan al sol entre las 9 de la mañana y 4 de la tarde. En todo caso, que se coloquen protector solar en rostro, cuello, brazos y piernas. Y usar sombrero y lentes oscuros todo el tiempo.
Como estamos en vacaciones escolares, muchos niños salen a la calle a jugar con sus amigos, están en la piscina o la playa, sin darse cuenta de que la extensa exposición a los rayos UV es maligna para su piel. Los padres debemos tener mucho cuidado e informarnos sobre este tema. Por eso es importante que al menos uno de ellos esté en la casa para evitar que se enfermen.
Los menores deben ser concientizados de la importancia de tomar agua o algún líquido para reponer lo que perdemos con el calor. No solo puede ser agua, sino refrescos o jugos de frutas. Cuando yo estaba chiquito, en mi casa había al menos dos árboles y mi mamá y mis abuelos solían ponerse bajo su sombra para tener un poco de refresco. Por eso urge que cada casa vuelva a tener huerto con mucha vegetación. No todo debe ser cemento, paredes, concreto.
Me voy, cuídense.
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