Pancholón preocupado por el regreso de 'la abogada tóxica'
Pancholón preocupado por el regreso de 'la abogada tóxica'

El Chato Matta llegó al restaurante por una poderosa parihuela de mariscos con arrocito blanco al costado, jugo de limón y, para tomar, una limonada con hierba luisa. “María, me timbró al celular ‘Chatito, tú eres mi hermano, vente al toque al sauna, que el chinito Richard está cambiando las hierbas y ya le pedí que ponga más eucalipto, manzanilla, romero y tomillo con cascaritas de naranja. Cuidado que te vean los envidiosos, mala leche y largadores’.

Cuando llegué vi al abogado mujeriego bronceadito, después de estar en las playas del Caribe, a donde fue para apoyar a la selección peruana que jugó con Colombia en Barranquilla. Pero estaba preocupado y se iba a relajar con sus amigos de la Asociación de Abogados del Callao, el goleador Nicolás Sánchez, Angelito Mimbela y Alfredito Zárate con su hijo recién llegado de Estados Unidos.

Pancholón dijo a sus colegas: ‘Vamos a ver a mi amiga Antonella Govea, que es una cantante espectacular y hermosa, integrante de la agrupación Las Doradas de la Chicha’.

Nos fuimos a verla donde se presentaba, en un restaurante conocido que queda en las playas de Barranco. Ni bien llegamos, Antonella cogió el micro y dijo: ‘¡¡Quiero cantar una canción muy especial, pero yo quiero dedicársela a un amigo mío, un viejo zorro. Pancholóoooon. Para el diario Trome!!’.

Y comenzó a cantar el éxito ‘Mentiroso’: ‘Hoy, de nuevo, has jugado conmigo/ Hoy, de nuevo, sufrió mi corazón/ Y mis ojos lloraban al verte/ Que a otra le dabas tu amor/ Que a otra le dabas tu amor/ Mentiroso, traicionero/ Me engañaste con tus besos y te fuiste/ Mentiroso, traicionero/ Fuiste malo con mi pobre corazón/ Mentiroso, traicionero/ Me engañaste con tus besos y te fuiste/ Mentiroso, traicionero/ Fuiste malo con mi pobre corazón/ Fuiste malo con mi pobre corazón... ¡¡Ya no me vuelvo a enamorar, me enamoré de Pancholón, y me dejó no por una ni por dos, sino por todititas las malcriadas del Tromeeeee. Eres un desgraciado!!’.

El abogado mujeriego estaba extasiado, pero tras unos minutos le confesó a sus colegas: ‘No sé qué hacer, pronto regresa a Lima la ‘abogada tóxica’ de Venezuela, la que me persigue a los hoteles y pone GPS. Dice que ha cambiado, me ha prometido que ya no me va a celar, que va a creer en mí cuando le diga que no puedo contestar el celular.

La verdad es que nunca puedo estar con una sola mujer, después de hacer el amor con ella, busco a otras. Me encierro en La Posada con la grandota y dejo bien a los varones con mi famoso ‘salto del chanchito’. ¡¡La vida es una sola, papá!! Voy a tener que hacerla bien, aunque ya me prometió que no va a insistir en llamarme. Cuatro timbradas y cuelga. En eso hemos quedado. Ya le dije, como reza la canción: ‘Porque yo creo en ti, vamos vamos Perú’”.

Ese señor Pancholón no cambiará. Por mujeriego, cochino y sinvergüenza va a terminar viejo y solo. Me voy, cuídense.

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