Menores asesinos
Menores asesinos

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un pescadito frito con arroz y ensalada fresca. Para tomar pidió una jarrita de jugo de naranja. “María, impactantes las imágenes del atentado al senador y precandidato presidencial de Colombia, Miguel Uribe Turbay, a manos de un menor de 15 años. Felizmente, el pistolero fue capturado, pero ya se informó que solo recibirá ocho años de internamiento en un albergue juvenil y luego saldrá libre. Esto me hace recordar el reciente debate por la norma que permite juzgar como adultos en el Perú a los adolescentes de 16 y 17 años involucrados en sicariato, extorsión, secuestro y organización criminal. El Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo, en lugar de pensar en la gente honrada, han saltado a criticar la norma y pedir que no se aplique, preocupados por ‘los pobrecitos niños’ que delinquen. Primero, no son niños, son jóvenes que saben empuñar armas, golpean, cogotean y matan a trabajadores, choferes y comerciantes.

Si tienen la capacidad de robar, asaltar o meter terror, ¿por qué no pueden ir a la cárcel? Las mafias, bandas armadas y gavillas de extorsionadores usan menores de edad precisamente porque no pueden ser juzgados y lo máximo que les ocurre es que sean enviados a los albergues juveniles, como Maranguita, de donde hace poco fugaron varios delincuentes venezolanos que a los pocos días cayeron asaltando un local nocturno en Huaral. El país está en guerra contra las organizaciones criminales y no estamos para tratarlos con guantes de seda, como pretenden el Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo. Ellos deberían defender al ciudadano de a pie y no a los delincuentes. Un delincuente lo es así tenga 40 años o 14. Esta ola progresista que se ha apoderado del mundo cree que los avezados hampones se pueden reformar. ¿Ustedes creen que el ‘Monstruo’ o ‘John Pulpo’, asesinos, extorsionadores y secuestradores, se van a reintegrar a la sociedad? A esos hay que encerrarlos de por vida en una prisión, donde no tengan contacto nunca con el exterior”. Me voy, cuídense.

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