La Seño María

La Carnada

El Chato Matta recibió la visita del ‘ratón’ Hipólito, quien le pidió un consejo porque su hijo, un muchacho sano, perdió la cabeza por una garota ricotona.
El Chato Matta contó la historia de un desesperado padre.

El Chato Matta llegó al restaurante por un plato grande de pescado a lo macho con langostinos, calamar y pulpito, acompañado de yucas doradas, arrocito blanco y rocotito molido. Para calmar la sed se pidió una chicha morada heladita.

“María, después de tiempo me vino a buscar mi hermano del barrio, el ‘ratón’ Hipólito, endiablado puntero derecho de mis tiempos, al que comparaban con ‘Jerry’ Barbadillo. Llegaba con mi ahijado de confirmación, su hijo, Pedrito. Desde muy chico era el orgullo de mi compadre.

Diploma todos los años en el colegio, tanto así que se fue becado a estudiar ingeniería a Estados Unidos. Tenía todos sus papeles para trabajar en la Nasa, en Cabo Cañaveral.

‘Chato -me dijo ‘Lito’- te invito a comer un cebichito los dos solos, tú eres un hombre de mundo y me puedes aconsejar’. Era sobre su hijo Pedrito, quien llegó de vacaciones y conoció en un restaurante a Rosángela, una garota ricotona con un ‘totó’ más movedizo que el de Yahaira.

Ella le hizo ‘juego de luces’ al ver que el muchacho pagaba el almuerzo y los tragos a sus amigos del barrio. Después le ‘jugó’ su teléfono y cayó en la trampa. En la primera salida le contó que su vida era una telenovela hindú.

‘Pedrito, en mi casa vivo un infierno. Mi padrastro cada vez que llega borracho quiere meterse a mi cuarto. Ya le conté todo a mi mamá. Pero ella me dice que él es el que paga la comida en la casa y no le dice nada. Cómo quisiera salir y vivir una vida diferente contigo’.

Mi sobrino es un chico sano, toda la vida se la pasó estudiando y creyó toda la historia sin confirmarla y la ‘sufrida’ mujer inmediatamente entró al Facebook de mi sobrino y lo ‘escaneó’. Al día siguiente empezó a mandarle canciones de Camilo y Evaluna, muy románticas, como ‘Vida de rico’…

‘Y si en la casa no alcanza pa’l aire/ te pongo abanico/ Yo no tengo para darte ni un peso, pero sí puedo darte mil besos’. Había visto en él una ‘minita de oro’. Mi sobrino se sintió impresionado por la chica, un par de movidas y perdió la cabeza.

En tiempo récord la hizo su novia oficial y por presión de ella pusieron fecha de matrimonio. Pero Rosángela cometió un error garrafal. Empezó a colarse en todas las reuniones de los amigos de Pedrito.

En una de esas, ‘Chicho’, conocido ‘parroquiano’ de night clubes, puso el grito en el cielo y alertó a la mancha, menos a Pedrito. ‘Esa tal Rosángela es ‘Brigitte’, la más deseada pupila del antro de la tía Rosita’.

Sus amigos hicieron un plan para ‘abrirle los ojos’ a su amigo. Contrataron a ‘Richi’, un actor de teatro que siempre hacía de galán, que estaba ‘aguja’ y sin chamba por la pandemia.

Por cien ‘cocos’ y una habitación de hotel con champagne y jacuzzi, atracó seducir a Rosángela. Fue más fácil que la tabla del uno y Pedrito los ampayó infraganti en el hostal. El problema, María, es que ahora el ingeniero no quiere ver a sus amigos que le hicieron ‘la carnada’ y evitaron que se case con esa mujer”. Pucha, qué tal historia. Ojalá ese chico recapacite. Me voy, cuídense.





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