El fotógrafo Gary llegó al restaurante por sus ricos tallarines verdes con bisté apanado encima y para calmar la sed se pidió una jarrita de emoliente al tiempo. “María, después de varios meses reapareció en la Redacción mi amigo, el periodista y marketero ayacuchano Malcom Mendocha, quien siempre cuenta sus grandes historias al lado de estrellas del Perú y el mundo. ‘Gary -me dijo- tuve la suerte de recibir en la escalinata del avión a ¡José José!, el ‘Príncipe de la canción’, cuando llegó al Perú en la cumbre de su carrera artística. Le confesé que era su ‘hincha’, devoto de la ‘Virgen de Guadalupe’ y exclamó: ‘¡Padrísimo mi cuate! Híjole peruanito, para qué soy bueno’.
Un fuerte abrazo selló nuestra amistad y ante mis incrédulos colegas, lo llevé al diario y le hicimos un merecido homenaje. Lo sorprendí obsequiándole una guitarra ‘Falcón’. Le brillaron los ojos de felicidad y pulseando el regalo, cantó ‘La nave del olvido’. Sintió el cariño y expresó: ‘Bendita tierra inca, de milenaria cultura y gente linda’. Al despedirse, José José me dijo al oído: ‘Gracias, Malcom. Te espero pronto en mi casa de México’. Casi me muero de la impresión.
José José cumplió su palabra. En el hotel mexicano ordenó una limusina para ir a su fantástica residencia y me recibió con un beso en la frente. Estaba acompañado de sus pequeños hijos José Joel y Marysol Estrella, que correteaban en la sala. Se había divorciado por segunda vez de su esposa Anel.
Luego de una típica cena mexicana, pasamos a su estudio musical. Entre cuantiosos premios, ahí relucía la guitarra peruana. Frente al piano, José José entonó ‘El triste’ y contó que su padre abandonó el hogar y murió víctima del alcoholismo. Entonces, cantó en el centro nocturno ‘Apache 14’, para llevar comida a casa.
José José soltó algunas lágrimas, recordando que mamá Margarita, concertista de piano, tuvo que cocinar en restaurantes para apoyarlo. Pero los exitazos de ‘Lo pasado pasado’, ‘Si me dejas ahora’, lo llevaron al estrellato. Luego susurró: ‘Hermano, no pude sostener la fama y me sumergí en el alcohol. Con razón y sufrimiento, mamá me internó en un centro de adicciones’.
Le pregunté: ‘Amigo, ¿por qué tomas tanto?’. Respiró hondo y rompió en llanto. ‘Te abro mi secreto guardado. Acabo de sufrir una traición. Mi cuñado-mánager se llevó toda mi fortuna’. Y entendí la desgracia familiar de José José.
José José ha cantado al amor puro. Su corazón se encogió con el terremoto azteca y donó a los damnificados la taquilla de su película ‘Gavilán o paloma’. Hace poco se me partió el alma verlo flaquito en YouTube, confirmando que tiene cáncer de páncreas y que está en las manos de Dios. Lloré evocando al padre amoroso, sencillo. Por eso, perdura en la memoria del pueblo”. Pucha, el señor Malcom siempre está con grandes personajes. Me voy, cuídense.