Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un chaufita de mariscos con jugo de limón, rocotito y, para tomar, un emoliente friecito. “María, es triste ver cómo miles de hermanos peruanos, incluidos niños, padecen en estos momentos las consecuencias de la furia de la naturaleza. Sobre todo en Tumbes, Piura y Lambayeque, donde las lluvias y el desborde de ríos sigue provocando inundaciones que han arrasado con chacras, casas, colegios, mercados, hospitales y otras construcciones.
Mucha gente, literalmente, está viviendo sobre el agua, pues sus casas están inundadas por lo menos hace dos semanas. Sus camas con las justas están encima del agua empozada, y así duermen.
No es posible que esta situación se haya prolongado tanto tiempo y siga así, mientras las autoridades dicen que están ayudando, pero no se ve nada de eso. -Incluso, mandan aviones con bastante cajas, que dicen están llenas de alimentos, medicinas y otros, pero la gente en las calles sigue pidiendo auxilio.
En la memoria de los norteños ha quedado grabada la respuesta de la presidenta Dina Boluarte, cuando hace tres semanas llegó a Tumbes y dijo públicamente que el Estado peruano no tiene maquinarias para afrontar las inundaciones.
La mandataria no puede ir con semejante mensaje a una zona del país tan golpeada, con miles de damnificados que lo perdieron todo y esperan alguna ayuda. La mandataria y sus ministros deben ser proactivos y eficaces, especialmente ahora que tras las inundaciones pueden aumentar de manera alarmante diferentes enfermedades como el dengue, el chikungunya o el zika, entre otras.
Si lo que se tiene en el país no alcanza, las autoridades de gobierno deberían:
- Buscar ayuda internacional. La prioridad es la población que necesita maquinarias para limpiar sus casas y despejar las calles. Si el gobierno no tiene la capacidad, debe recurrir a otros países.
- Apoyo de la empresa privada. Se debe lograr el apoyo de las empresas para que donen alimentos, medicinas, ropa, juguetes para los niños. También pueden dar atención médica y prestar maquinarias que extraigan el agua y remuevan escombros.
- Destinar los recursos económicos necesarios a las regiones afectadas y supervisar su rápido y correcto uso. Con tantos casos de corrupción, no se puede dar simplemente el dinero a los gobiernos regionales y municipales, y confiar en la buena suerte para que hagan bien su trabajo.
- Identificar las zonas más afectadas y llevar ayuda de inmediato, utilizando para ello todos los recursos disponibles, incluidas las Fuerzas Armadas.
- Nombrar una comisión con personas de capacidad y honradez reconocidas para conformar un grupo que represente al gobierno central y actúe de inmediato en los lugares que necesiten ayuda de manera más urgente”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.