Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una parihuela de cojinova con mariscos y arrocito blanco. Para tomar pidió una jarrita con chicha morada. “María, ayer se vivieron momentos muy dramáticos en el puente peatonal frente a la sede del Escuadrón Fénix, cuando una joven mujer se lanzó hacia la avenida Alfonso Ugarte y falleció aplastada por un bus del Metropolitano.
No se saben realmente las razones, pero en estos días de Navidad o Año Nuevo, mucha gente con problemas sentimentales o económicos sufre depresión y trastornos que los lleva a tomar malas decisiones. Le puede pasar a cualquiera, hombres, mujeres, ancianos, niños o adolescentes.
Por eso debemos estar atentos a los síntomas de nuestros familiares, esos que se aíslan, están con la mirada perdida y tienen un comportamiento errático. A veces no sabemos, pero un hermano, primo o sobrino puede haber sufrido un golpe sentimental, en especial en estas fechas que son de fiesta, alegría y diversión. Muchos creen que sin la pareja no son nada y la vida ya no vale la pena vivirla. Nada más equivocado.
La vida es más que eso: es el trabajo, nuestros padres, los sueños, proyectos, amigos y la carrera profesional. Nadie es más importante que nuestras propias vidas. Otros más deciden acabar con su existencia debido a fuertes problemas económicos. A ellos habría que preguntarles: ¿Qué resuelve un suicidio? Nada. Más bien llena de problemas a la familia, ahonda su dolor.
Ahora hay muchas maneras de salir de un problema depresivo. Tenemos profesionales de la psicología o el psicoanálisis. Es más, muchos profesionales recetan pastillas antidepresivas para aliviar nuestras penas. Pero la familia y los amigos son importantes. Sus palabras, consejos y compañía evitan tragedias. Hay que estar atentos a las señales y darnos un tiempo para estar al lado de quienes nos necesitan. El amor siempre vence a todo. La chica que se lanzó desde el puente en la avenida Alfonso Ugarte necesitaba una mano amiga y salvadora. No la tuvo, lamentablemente”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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