Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un espectacular arroz con pollo acompañado de papa a la huancaína servida con lechuguita y su huevito duro. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada fresquecita. “María, tener un arma de fuego no es un juego. Un revólver, pistola o escopeta puede matar en segundos a un ser humano.
Más aún si no careces de una preparación previa para el manejo de armas o si estás ebrio, como pasó hace unas semanas en la fiesta donde estuvo la congresista Rosselli Amuruz, cuando un sujeto alcoholizado mató a un comunicador social de un tiro tras una pelea. Ya sé que muchas personas están pensando en adquirir legal o ilegalmente una pistola para defenderse ante tantos asaltos en la calle, pero hay que pensar mucho antes de dar ese paso. Sobre todo si tenemos niños en casa. Es necesario buscar un lugar donde ellos no accedan y se pongan a jugar con el arma.
Asimismo, tener un control psicológico muy firme porque hay personas que se sienten poderosas al saber que están armadas y se vuelven abusivas y belicosas. Hace unos días un ejecutivo de una empresa tecnológica mató de un disparo a su compañera de trabajo en un almuerzo con amigos. Dicen que se le cayó el arma al suelo y una bala perdida impactó en la joven y le segó la vida. Fue una negligencia, pues nadie debe llevar un arma a una reunión social y menos cargada.
Tampoco se puede jugar con ella como si fuera una pistola de agua. Creo también que el organismo que se encarga de dar las licencias para portar armamento, debería ser más riguroso. Los postulantes deben pasar por una exhaustiva evaluación psicológica para determinar si están aptos. Y, como mínimo, deberían tener una preparación de seis meses impartida en algún organismo oficial.
De manera paralela, la Policía debe hacer más operativos contra el mercado negro de armas, así como en internet, donde se ofrecen como si de ropa se tratara. El reciente video de la banda venezolana ‘Los Gallegos’, donde amenazan a los peruanos que los ataquen, demuestra que conseguir armas en el Perú es más fácil que hallar trabajo. Esos delincuentes blanden fusiles y ametralladoras, mientras arengan y afirman que meterán bala a los mototaxistas de El Agustino y La Victoria.
Esperamos que la presidenta Dina Boluarte, una vez que deje los viajecitos, emprenda una dura política de seguridad para evitar que el Perú se convierta en algo así como México, donde los narcos matan todos los días a decenas de personas, incluso en el interior de hoteles de lujo como en Cancún y Acapulco. Todavía estamos a tiempo, pero lo primero es controlar la venta de armas, no solo a los delincuentes, sino también a personas desequilibradas”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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