Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un adobo de chancho con yuca sancochada, arrocito y salsa acebichada. Para tomar pidió una jarrita con chicha morada. “María, del 5 al 7 de diciembre se realizará la feria gastronómica Perú Mucho Gusto en Sao Paulo, Brasil, lo que no es más que la consolidación de la internacionalización de nuestra comida.
Es que no tenemos nada que envidiarle a las cocinas francesa, mexicana, italiana o china. En estos momentos discutimos de tú a tú con todos ellos en el mundo. Es más, dos restaurantes peruanos fueron elegidos hace poco como los mejores del planeta, como son Central y Maido. No solo eso, el pan con chicharrón y su cafecito resultó ganador del llamado Mundial del Desayunos organizado por el famoso streamer español Ibai Llanos.
A nuestro país llegan todos los días visitantes de Europa, Estados Unidos, Canadá, Sudamérica y Asia, atraídos por los exquisitos manjares que se preparan en cualquier restaurante, chico o grande, de Lima y de regiones.
Nuestra comida se ha convertido en la mejor embajadora de la marca Perú. Y, por un momento, tapa la vergüenza de tener cuatro expresidentes presos en el penal de Barbadillo. El gobierno debe continuar promocionando la gastronomía en otros mercados, como los países árabes, Asia o Europa.
Y en el Perú debe acabar de una vez y con energía a esa lacra de la extorsión que no deja en paz a los emprendedores, los que si no pagan cupos a las mafias son baleados. Muchos de estos pequeños empresarios han tenido que cerrar sus negocios ante la ola criminal. La comida siempre es un éxito a donde vaya.
Hace poco, la feria Perú Mucho Gusto se realizó en la explanada de la Costa Verde de Magdalena del Mar, a donde acudieron 270 mil personas, un tremendo récord. Ahí está el ejemplo para ser potencia mundial. En esos nichos. La comida, la minería, el turismo, la agroexportación. Apostemos a eso para salir de la pobreza y el tercermundismo”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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