Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un pollito a la olla con su arrocito blanco, yuca sancochada y rocotito molido. Para tomar pidió una jarrita con emoliente heladito. “María, estoy conmocionado con la denuncia de que el conocido doctor Fong, quien le hizo la liposucción a la Muñequita Milly, contrata practicantes de medicina para que hagan intervenciones a sus pacientes’.
Esto es el colmo, de ser cierto eso, debería ser sancionado porque pone en riesgo la vida de decenas de jóvenes que acuden a él para hacerse algún arreglito a las caderas, rostro, piernas y glúteos. Aunque esto no nos debería llamar la atención. Se conoce el caso de supuestas ‘cosmiatras’ que ponen siliconas y ‘aceite de avión’ en puestos ubicados en ¡mercados! a vista y paciencia de las autoridades.
Como decíamos la vez pasada, las personas que necesitan o quieren hacerse esas intervenciones estéticas deberían pensarlo mucho y elegir una clínica y profesionales de verdadero prestigio, no a esos cirujanos que promocionan sus trabajos en TikTok y cuyas principales publicistas son modelitos de televisión que hicieron un ‘canje’ con el médico.
Ciertamente hay médicos buenos como médicos malos. Hay verdaderos carniceros que les malogran la vida a las mujeres que sueñan con tener el cuerpo y rostro perfectos, pero que operan en centros médicos sin UCI, resucitadores o salas de recuperación.
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