Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un espectacular lomito al jugo, arrocito graneado y rocotito molido. Para tomar pidió una jarrita de limonada. “María, ayer comentábamos sobre la importancia de hacerse chequeos médicos periódicos para prevenir enfermedades, en especial las llamadas silenciosas, como la diabetes, el cáncer o la hipertensión.
Mucha gente no sabe que tiene el corazón funcionando mal y fallece de improviso comiendo, bañándose o durmiendo. La comida grasosa, las gaseosas y el mal sueño hacen que nuestro organismo sufra. También las amanecidas y el alcohol en exceso. Por ello es aconsejable hacer deporte.
No solo nos mantiene en forma, sino que también nos desestresa ante los miles de problemas que nos aquejan a diario, como la falta de dinero, trabajo, el tráfico en la ciudad, el colegio de los niños y la contaminación ambiental.
Igualmente hay que dormir como mínimo ocho horas. Debemos dejar el celular y hacer más vida en familia. Por ejemplo, por lo menos un par de veces a la semana hacer algo con los hijos.
Salir a pasear al parque, jugar juegos de mesa o cantar en karaoke. Si se tiene un poquito más de dinero, hay que salir de la ciudad. Visitar lugares con aire más puro y comer alimentos salidos de la chacra, sin procesar.
Según los especialistas, los ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares suelen tener su causa en la presencia de una combinación de factores de riesgo, tales como el tabaquismo, las dietas malsanas, la obesidad, la inactividad física, el consumo nocivo de alcohol, la hipertensión arterial, la diabetes y la hiperlipidemia.
No es cosa de juego. Si queremos vivir más y disfrutar de nuestra familia y nuestros gustos, hay que cuidarse mucho. No digo que se debe abandonar las carnes grasosas o las bebidas azucaradas, pero debemos disminuir su ingesta.
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