Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un arroz con pato y salsa criolla y, para tomar, una limonada frozen. “María, los sicarios apodados , que asesinaron a alias ‘ y a cinco miembros de su familia, incluidos sus dos hijos menores de edad, parecen seres salidos del mismísimo infierno porque, pese a la monstruosidad que perpetraron, no dejan de reírse ante las cámaras de televisión, de burlarse y afirmar que volverían a cometer su crimen.

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¡Asesinaron a seis personas y están como si hubieran hecho una palomillada de barrio! Ven las cámaras y se emocionan, se sienten importantes, hacen bromas, ríen. Pese a su juventud, pues el primero solo tiene 18 años y el otro es un veinteañero, son psicópatas de los más peligrosos que están dispuestos a matar a cualquiera por unos cuantos soles. Definitivamente, se les debe aplicar todo el peso de la ley.

La cadena perpetua les queda chica, pero eso es lo que deben recibir. Para que sea un escarmiento y deje claro a otros criminales que matar es gravísimo y se paga caro. Además, porque son un verdadero peligro para cualquiera. Los fiscales y jueces deben tener la seguridad de que el comportamiento enfermizo de estos gatilleros puede ser replicado por otras mentes criminales que podrían tomarlos como modelos. Puede parecer mentira, pero es verdad. Gente sin valores, violentos y llenos de odio pueden buscar seguir sus pasos.

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De ahí la importancia de sentar un precedente aleccionador. De lo contrario, si se les trata con mano blanda, se estaría alentando a otros hampones a que maten. Falta capturar a los apodados ‘Willy’ y ‘Loco Franco’. El primero es el que aparece en las imágenes de las cámaras de seguridad de San Miguel, que se queda hasta el final y hasta mete parte de su cuerpo en el vehículo para matar a los niños.

El segundo es, según la Policía, el autor intelectual del asesinato múltiple por una venganza y por el control del cobro de cupos en las obras de construcción en el Callao. Ambos están prófugos y se teme que hayan huido del país, pues ya pasaron varios días y no se les puede ubicar. Pero caerán tarde o temprano.

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Ellos también, así como los demás involucrados, deben recibir el más duro de los castigos. Según las investigaciones, sabían que estaban los dos niños en el carro e igual perpetraron el tiroteo en el que dispararon más de 50 balazos. Es más, los detectives investigan si la orden era matar también a los pequeños. Ese es el nivel de insania de estos delincuentes que no es la primera vez que asesinan.

Los fiscales y ministros deben dejar de soltar a criminales peligrosos, pese a que son capturados por la Policía en flagrancia. Esas alimañas se acostumbran a salir libres con amenazas o pagando y entonces cada vez se vuelven peores porque se sienten intocables. Hay que poner freno a la violencia ya”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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